Es considerado uno de los tres grandes exponentes del muralismo mexicano junto con Diego Rivera y José Clemente Orozco.[4] Sin embargo, su primera esposa, Graciela Amador Sandoval, afirma, en varios artículos publicados en la revista Hoy, que nació en la Ciudad de México.[5] Su padre, Cipriano Alfaro Palomino, era abogado, y su madre, Teresa Siqueiros Feldman, ama de casa.Al morir su abuela, Siqueiros y sus hermanos se mudaron a la Ciudad de México, donde fueron internados en escuelas maristas.[8] Cuando Huerta cayó en 1914, Siqueiros se afianzó en la lucha interna posrevolucionaria, pues el Ejército Constitucionalista tuvo que combatir las facciones políticas de Pancho Villa y Emiliano Zapata, opuestas a Carranza.Estando allí, conoció a Diego Rivera, otro pintor mexicano de «los tres grandes» justo al comienzo de una carrera legendaria en el muralismo, y viajó con él por Italia estudiando a los grandes pintores al fresco del Renacimiento.[7] Aunque muchos han señalado que la carrera artística de Siqueiros se vio con frecuencia «interrumpida» por su activismo político, el propio Siqueiros declaró en varias ocasiones que su activismo político alimentaba su arte.En 1921, publicó en Barcelona, España, la revista Vida Americana donde presentó un manifiesto titulado "Tres llamamientos de orientación actual a los pintores y escultores de la nueva generación", en el que escribe sobre las propuestas artísticas que tenía pensadas y que creía convenientes para los artistas de América.En su obra, así como en su escritura, buscaba un realismo social que aclamara a los pueblos proletarios de México y el mundo al mismo tiempo que evitaba los clichés del «primitivismo» y el «indianismo» a la moda.Siqueiros, Rivera y José Clemente Orozco trabajaron juntos con Vasconcelos, quien apoyó el movimiento muralista encargándoles obras para edificios destacados en la Ciudad de México.El fresco representa a mujeres indígenas lamentándose sobre un ataúd, decorado con una hoz y un martillo.[11] En 1932, celebró una exposición y conferencia titulada «Rectificaciones sobre el muralismo mexicano» en la galería del casino español en Taxco, México.[7] Poco después, viajó a Nueva York, donde participó en la exposición de la galería Weyhe titulada «Arte gráfico mexicano».[cita requerida] Debido al atentado contra León Trotski, se exilió gracias a la ayuda de su amigo el cónsul chileno Pablo Neruda en Chile durante 1941.[20] A raíz del escándalo de la detención de Oscar Herner en la Unión Americana, David Alfaro Siqueiros y muchos otros pintores mexicanos y extranjeros se negaron a trabajar con Oscar Herner y mucho menos a venderle su trabajo porque sabían que en Galerías Iturbide se vendían cuadros falsificados, aún a pesar del escándalo Oscar Herner siguió vendiendo las falsificaciones de Elmyr de Hory a coleccionistas mexicanos durante muchos años más.[22] En 1968 terminó el mural La historia del teatro en la Asociación Nacional de Actores (ANDA).Entre sus discípulos se encontraban: Luis Arenal Bastar, Mario Orozco Rivera, Guillermo Ceniceros, Enrique Estrada, Artemio Sepúlveda, Jorge Flores, Gilberto Iriarte y Electa Arenal Huerta, (sobrina de Siqueiros), quien perdería la vida el 10 de junio de 1969 al sufrir un accidente pintando en el polyforum.En su celda pinta 200 cuadros aproximadamente, que habrían de servir a la temática del mural.Estos muralistas expresionistas anticiparon las tendencias neorrepresentativas o neoicónicas que se dieron hacia 1960.Esta constituye la primera obra plástica mixta del autor en la que combina pinturas modernas y soportes de madera, masonite y esculturas hechas por Luis Arenal Bastar.A la derecha y en primer plano está Cuauhtémoc empuñando las armas y oponiéndose a la destrucción de su civilización a manos de los conquistadores españoles, estos últimos son representados como centauros cuyas fuerzas son la religión y las armas de fuego (arriba e izquierda).Su pérdida causó un profundo pesar en aquellos artistas latinoamericanos que se identificaron con su arte social, entre ellos, el Dr. Teodoro Núñez Ureta: