Guillermo Cabrera Infante

Para su asombro, la revista la publicó (1948) y, según Cabrera Infante, “lo que ocurrió entonces, cambió mi vida definitivamente”.

Como castigo, se le prohibió publicar con su nombre, asunto que fue resuelto mediante el uso del seudónimo G. Caín, una contracción de sus apellidos.

Sin embargo, sus relaciones con el régimen pronto se deterioraron, debido al corto que Orlando Jiménez Leal y su hermano, Alberto "Sabá" Cabrera Infante (1933-2002), rodaron a finales de 1960.

Cabrera Infante fue enviado a Bruselas en 1962 como agregado cultural de la embajada cubana.

La experiencia del breve retorno a su isla natal sería plasmada en su libro Mapa dibujado por un espía, publicado póstumamente en 2013.

En 1968 publicó en esa ciudad su primera novela de repercusión, Tres tristes tigres —TTT, como él la llamaba—, que originariamente se denominó Ella cantaba boleros.

A principios de los años 1970 se instaló en Hollywood para dedicarse al mundo del cine como guionista, con discreto éxito.

Ese mismo año publica su segunda obra más reconocida, la novela autobiográfica La Habana para un infante difunto.

Su estilo se caracteriza por los continuos retruécanos, paronomasias, agudezas, uso del hipérbaton y traslaciones idiomáticas, con los que intenta imitar el ritmo sincopado del jazz; por el dominio de los registros coloquiales de la lengua cubana, por un espléndido sentido del humor y por una gran cultura, manifiesta en la abundante intertextualidad de que hacen gala sus textos.

Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura, opina al respecto "que el libro tiene valor entre otras razones porque 'es bueno que cada vez haya menos adentros y afueras' en la literatura cubana".

"Falta la voz esencial de la compañera constante y más intima colaboradora del escritor, Miriam Gómez.

Cuantos conocimos a Guillermo no podemos recordarlo ni imaginarlo siquiera sin Miriam.