Vicente Leñero

Castilló expulsó a Leñero de su clase para siempre al no creer que un alumno de los últimos semestres no conociese un concepto tan elemental.

[1]​ Años más tarde los dos se reencontrarían en Excélsior y Castillo le ofrecería una disculpa por haber sido tan duro.

La voz adolorida (1961), muestra el realismo psicológico de sus primeros escritos.

Siguió con Los albañiles en 1963, que le valió el Premio Biblioteca Breve, un reconocimiento literario importante.

Celebrado por su estructura compleja y su simbolismo, el trabajo narra la historia de un velador en una construcción.

[6]​ Sumado a su pasión por la escritura, reflejada en el cuidado obsesivo mediante el cual redactaba sus textos, reescribiéndolos a mano cuantas veces fuera necesario, en Leñero se encontraba un gran aficionado al ajedrez esto lo demostró en su novela la vida que se va, teniendo la oportunidad de contender en Casa del Lago Juan José Arreola contra Veselin Topalov, campeón de la Federación Internacional de Ajedrez en 2005.

Los primeros trabajos se desarrollaron en el ámbito periodístico y los medios de comunicación.

En febrero de 1994, publicó en la revista Proceso su entrevista al Subcomandante Marcos, la cual obtuvo difusión internacional.

Ese mismo año recibió el premio Manuel Buendía, por su trayectoria.