El desnudo en ciertas culturas occidentales puede considerarse erótico y en otras ser un estado normal al que no se asigna ninguna sensación o emoción particular.La semidesnudez erótica entre los antiguos egipcios ha sido común en pinturas y estatuaria en la que aparecen representadas bellas mujeres vestidas con tules u otras ropas sutiles de hilado con lino cuyas trasparencias permitían observar gran parte del cuerpo femenino.El hecho de que la semidesnudez sea considerada tal se evidencia en los trajes de baño socialmente aceptados del "Occidente" que cambiaron radicalmente en casi 50 años durante el siglo XX: a inicios del siglo XX todavía imperaba la "moral victoriana" y solo las meretrices podían aparecer siendo vistas con algo más que sus cabezas, manos, cuellos y pies despojadas de vestimenta.Tras la Primera Guerra Mundial hubo un primer exhibicionismo (el de los locos años veinte, época en la cual la antropóloga Margaret Mead arremetió contra los llamados tabús occidentales.En cambio en zonas tropicales e intertropicales ha sido común lo que obviamente significa que en las regiones cálidas del planeta el desnudo fuera considerado nada extraordinario ni algo particularmente excitante, lujurioso o libidinoso (en el Asia Sudoriental, en Oceanía, en la América intertropical y en gran parte de África ha sido común ―debido al clima tórrido― el desnudo habitual sin que al parecer provocara excitaciones eróticas).En tal tipo de «Venus» poco se nota de lo que posteriormente resultaría un icono erotizante; más bien en esos casos prehistóricos se representa a mujeres gordas o acaso embarazadas con grandes o resaltados senos mamarios, siendo poco importantes los detalles faciales, los que indican una personalidad.Mientras que en el «Occidente» con el avance del cristianismo, religión que en sus inicios ―como el judaísmo y el islamismo― repudiaba el culto a las imágenes figurativas que pudieran inducir a idolatría en lugar de la sublimada adoración a un Uno y Único Dios, es decir el prístino cristianismo era forzosamente iconoclasta y ni qué decir que con ello la representación artística del desnudo decayó: aun cuando en su proselitismo ecumenista el cristianismo hizo pragmáticas concesiones ante los gustos estéticos de los «gentiles» el cristianismo exaltó una representación muy sublimada de los seres humanos al considerar los teólogos que la «carne» era frágil, perecedera, mortal e inducible al «pecado», ante esto el arte cristiano medieval (en particular el arte bizantino) trató de exaltar los aspectos «espirituales» del cuerpo humano, lo cual prácticamente equivalió a evitar el desnudo (por contrapartida las representaciones corporales fueron pintadas o dibujadas con ropas holgadas, infladas, y los cuerpos fueron alargados en una estilización que llegó a un canon de 10 y 11 cabezas; la misma cabeza de las personas consideradas santas se dibujó a partir de dos círculos superpuestos).Sin embargo, en tales casos y durante mucho tiempo el pretexto para representar el desnudo parcial era algún tema religioso cristiano (como los frescos en la Capilla Sixtina debidos a Miguel Ángel, o si se trata del Renacimiento Nórdico el Adán y la Eva del Políptico de Gante debidos a Jan Van Eyck) y para el desnudo total la representación de algún tema mitológico pagano.En efecto, muchos de ellos que rehúsan aparecer desnudos en filmes sí lo hacen en teatro o en performances, en la intimidad del público presente y con las debidas precauciones.Algunas celebridades, en efecto, alcanzan el estrellato gracias a un desnudo integral o frontal y se convierten en íconos sexuales, como la neerlandesa Sylvia Kristel, aunque existen también casos en que una exposición excesiva acaba siendo perjudicial, como ocurrió a la actriz Elizabeth Berkley, cuya carrera se vio muy negativamente afectada por su destapado papel en el drama erótico Showgirls (1995) o la italiana Claudia Koll, quien nunca pudo superar el encasillamiento tras su escena de sexo explícito en la cinta Cosi Fan Tutte de Tinto Brass, y acabó renunciando a la actuación y dedicándose a una vida religiosa.Por motivos estéticos o atavismos culturales que en ocasiones son interpretados como sexistas, suelen ser mucho más frecuentes los desnudos frontales femeninos que los masculinos, aunque actores de primera línea del estrellato (como Ewan McGregor, Kevin Bacon y Dennis Hopper) han realizado este tipo de escenas.Algunos cineastas, como la realizadora francesa Catherine Breillat resuelven esto con la prótesis de un miembro artificial, como es el caso de la cinta Sex is Comedy (2002), si bien esta directora no tomó tales precauciones en su filme Romance (1999), al rodar al actor porno Rocco Siffredi.Una curiosidad del desnudo frontal como recurso fílmico frente a audiencias conservadoras como ocurre en Estados Unidos es el uso del merkin, nombre que se da un protector genital con forma de vellosidad púbica artificial y cuya invención se remonta a 1617.Otro método poco convencional para velar sutilmente la desnudez de una actriz fue empleado por David Lynch en el filme Mullholland Dr. (2001), alterando mediante un retoque digital (blur: ‘borroso’) las partes íntimas del cuerpo en los fotogramas donde Laura Harring aparece desnuda frente a la cámara.En los años recientes, el retoque digital ha significado una verdadera transformación de la desnudez, en que la actriz ya no debe necesariamente desvestirse y el efecto es realizado completamente por animación computacional.La actriz Natalie Portman se ofuscó cuando puso su nombre en Google y el resultado la llevó a un sitio web pornográfico, que contenía fotogramas de su desnudo en el cortometraje Hotel Chevalier, razón por la cual declaró no volver a realizar jamás un desnudo en escena.También se le llama spread eagle y showing pink cuando el acercamiento permite visualizar la vulva en detalle.A este singular conflicto se le conoce, no sin cierta ironía, como The Pubic Wars (‘la guerra de los pubis’).En los Estados Unidos, la actriz Bryce Dallas Howard realizó una performance similar para una fugaz escena en la cinta Manderlay dirigida por Lars Von Trier.Habitualmente se denomina desnudista a la artista que se desprende de sus ropas mientras interpreta algún tipo de performance escénica, es decir, un striptease, aunque hoy en día son celebridades emergentes algunas modelos aficionadas o amateur que aprovechan las tecnologías digitales de captura para colocar en la internet fotos íntimas suyas, capitalizando una popularidad fugaz que, finalmente, puede también significar lanzarlas a la fama mundial como modelos eróticas.
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Reclining Odalisque
”, pintura de Hermann Fenner-Behmer.
Desnudo masculino
Un grupo de personas desnudas en el festival
hinduista
,
Allahabad Kumbh Mela
de 2007.