Desnudo masculino en la fotografía

Lo que hasta el momento había estado sólo al alcance de los nobles y la gran burguesía, se extendió por todas las clases sociales.

Así nació el comercio de fotografías que mostraban objetos, edificios, calles, paisajes y, finalmente, desnudos.

Este peligro era mucho más presente en el caso del hombre desnudo, ya que, como se alegó para justificar el tabú, su cuerpo tiene los genitales expuestos (por no decir exhibidos), algo que no sucede en las mujeres.

Sólo las fotografías realizadas específicamente como modelos para artistas (de las que se conservan muchas imágenes que tienen su perfecta correspondencia en cuadros o estatuas) y aquellas realizadas con fines científicos, como las destinadas a los médicos, consiguieron superar esta barrera.

Entre las imágenes científicas que aún son apreciadas por su valor estético están las del británico Eadweard Muybridge, que estudió en los Estados Unidos el movimiento de los animales, incluyendo el de los seres humanos (ciertamente desnudos), tomando imágenes en cortos intervalos con cámaras no sincronizadas, para combinarlas más tarde creando secuencias de imágenes que debían permitir estudiar las fases del movimiento (cronofotografía).

Sus estudios fueron publicados en 1887 y consiguieron, incluso en los puritanos Estados Unidos, una primera, tímida, respetabilidad «científica» al desnudo, abriendo la puerta a un artista como Thomas Eakins.

Este permaneció como la primera coartada para una producción limitada y aceptada de desnudo erótico masculino.

Debido a que la fotografía comenzó a ser aceptada como un arte relativamente tarde, de hecho, en el siglo XX todavía se discutía sobre el tema, una parte de esta producción se agrupaba bajo la denominación «modelos para artistas».

En cambio, la fotografía científica (médica, antropométrica, criminológica, antropológica) no fue usada para fines artísticos, a pesar de que los institutos médicos y científicos emplearon a menudo fotógrafos que eran artistas; las fotos comisionadas tenían habitualmente un fin casi exclusivo de documentación, que no permitía un valor artístico y mucho menos erótico.

Las señales de la pubertad, la aparición del vello, especialmente el púbico, eran considerados en la época como automáticamente «sexuales» y por lo tanto «obscenas».

Este tipo de fotografía se dirigió sobre todo a aquel público que prefería el cuerpo masculino adulto y viril, mientras que la foto de arte tendía a preferir el cuerpo adolescente o del adulto con características masculinas no demasiado pronunciadas.

Day se esforzó por dar dignidad artística a la foto del desnudo masculino, atenuando lo que entonces era visto como la «crudeza» de la imagen fotográfica, realizando puestas en escena muy exactas y manipulaciones que suavizaban los contornos del cuerpo retratado, dándoles un aire onírico.

En sus obras, la coartada artística es más tenue y muy a menudo los jóvenes retratados no pretenden ser otra cosa que muchachos proletarios italianos, con señales de trabajo manual en su cuerpo, bellos, audaces e incluso quizás «disponibles».

Galdi produjo el desnudo desde un punto de vista plenamente (y demasiado precozmente) «industrial»: al lado de fotos de arte con modelos posando, que demuestran un gusto apreciable y una capacidad técnica madura, se encuentra una producción abiertamente pornográfica, cualitativamente poco cuidada, en la que aparecen erecciones y en la que la dimensión del miembro del modelo es «puesta en valor».

La rareza de sus fotos en la actualidad hace pensar que en su momento la respuesta del mercado no fue favorable.

Desde este punto de vista, el cine crea un desnudo masculino «popular», muy extendido, pero sobre todo nunca integral.

Obviamente, los editores se dieron cuenta del potencial comercial de este producto, que podía ser consumido por aquellos que no frecuentaban los gimnasios, llevándolos a publicar imágenes cada vez más sensuales y eróticas, pero siempre sin mostrar los genitales desnudos.

o con pretensiones de serlo, se revelaban menos audaces y más conservadoras que las comerciales.

El también norteamericano Carl Van Vechten tenía una particular predilección por los retratos de hombres negros, cosa rara en la época en Estados Unidos.

En 1968 la revista beefcake Grecian Guild Pictorial gana un recurso a la Corte Suprema de los EE.

El fenómeno pronto forzó los límites del «sentido común del pudor» de la época, lo que abrió la puerta a la producción de pornografía auténtica y propia, sobre todo, teniendo en cuenta la revuelta que se estaba produciendo en el mundo gay.

Entre los fotógrafos más notables de la Posguerra, se puede citar a Tom Bianchi, Will McBride, Tony Patrioli, Herb Ritts, Arthur Tress, Bruce Weber, este último quizás el más conocido e imitado en el mundo, y muchos otros.

En 1972 el fotógrafo norteamericano Roy Blakey publicó una monografía compuesta exclusivamente por desnudos masculinos, que tituló He.

A pesar de ello, ambos géneros se mantienen bien diferenciados en la actualidad, aunque sólo sea por su destino y su coste, que difieren notablemente.

Fotografía artística de un torso desnudo de un hombre
Uno de los primeros desnudos masculinos, hacia 1856.
Dos hombres desnudos luchando, secuencia de Eadweard Muybridge (1830-1904), de Animal locomotion (1887), placa 546.
Gaudenzio Marconi (1841-1885), Auguste Neyt, modelo de "La edad del bronce" de Rodin (1877).
Desnudo académico masculino de Emile Bayard (1837-1891), editado en el libro Le Nu esthétique. (1902).
Foto de Taber Photo ( San Francisco ) de un guerrero samoano de hacia 1894.
Fotografía del forzudo Eugen Sandow (1867-1925) realizada por Benjamin J. Falk en 1894.
Wilhelm von Gloeden , Due ragazzi nudi sulla spiaggia (1856-1931)
Wilhelm von Plüschow , Numero di catalogo: 10747. Timbrata. 1890
Rudolf Koppitz , En el seno de la naturaleza (1923).
Propaganda de un método de musculación en la revista Atomic War! n°. 4 (1953) con una estética que recuerda al beefcake .
En pareja (2007) de Giovanni Dall'Orto .