El término skinny-dip fue utilizado por primera vez en Inglaterra en 1947 y es el más empleado actualmente en Estados Unidos.
Pero «en la fiesta de las Eleusinias, bajaba desnuda la escalinata del templo, corría hacia la playa y se bañaba en el mar ante la muchedumbre».
Así, muchos investigadores destacan que, perpetuando la costumbre grecorromana, durante la mayor parte de este periodo existieron (al menos en las ciudades) numerosos baños públicos en los que se utilizaban por lo general grandes tinas de madera con agua caliente, capaces para dos o tres personas.
En todo caso, van a ser las devastadoras pandemias medievales las que hagan pensar en el agua como responsable, en gran medida, de su propagación, lo que limitará su uso a cara y manos (el denominado baño «en seco») hasta casi el siglo XIX.
[4] En 1668, el doctor británico Thomas Guidott se interesó por las propiedades curativas de las aguas termales, creando para ello balnearios en distintas ciudades como Harrogate, Bath, Matlock o Buxton.
No así en Roma, donde bañarse completamente desnudo en la emblemática Fontana di Trevi se considera un «acto obsceno», condenable con una cierta sanción económica.