Escribió más de sesenta obras, algunas tan importantes como Hombre y superhombre (Man and Superman, 1902), Pigmalión (Pygmalion, 1912) o Santa Juana (Saint Joan, 1923).
Influenciado por Henrik Ibsen, trató de introducir un nuevo realismo en la dramática en lengua inglesa, utilizando sus obras como vehículos para difundir sus ideas políticas, sociales y religiosas.
[n 3][4] Cuando nació Shaw, su madre venía manteniendo relaciones con George John Lee, una extravagante figura muy conocida en los círculos musicales de Dublín.
[20] Solo en Dublín con su padre, Shaw compensó la ausencia de música en casa aprendiendo a tocar el piano por sí mismo.
[41] Shaw leyó entonces el libro de George Progreso y miseria (Progress and Poverty, 1879), que despertó su interés en la economía.
[48] Cuando en 1886-87 los Fabianos debatieron sobre si adherirse al anarquismo, como defendían Charlotte Wilson, Besant y otros, Shaw se unió a la mayoría en rechazar este planteamiento.
[69][n 16] El público no era de la misma opinión, y la dirección del teatro puso en escena representaciones matinales adicionales para satisfacer la demanda.
Cándida, que mostraba a una mujer joven que escogió una opción romántica convencional por razones no convencionales, solo se representó una vez en South Shields en 1895;[76] en 1897 una obra de teatro en un acto sobre Napoleón titulada El hombre del destino (The Man of Destiny tuvo una única puesta en escena en Croydon.
Finalmente lo convencieron para apoyar la propuesta y la London School of Economics and Political Science abrió sus puertas en el verano de 1895.
[87] Él no había aceptado, pero cuando ella insistió en cuidarlo en su casa de campo, Shaw, preocupado porque esto pudiera provocar un escándalo, accedió al matrimonio.
Hubo con anterioridad una aventura entre Shaw y Campbell que causó una considerable preocupación a su esposa, pero en el momento del estreno de Londres ya había terminado.
[119] Con el inicio del nuevo siglo, Shaw estaba cada vez más desilusionado por la escasa influencia de los fabianos en la política nacional.
Shaw vio este resultado con escepticismo; tenía una pobre opinión del nuevo primer ministro, Henry Campbell-Bannerman, y consideraba a los diputados laboristas intrascendentes: «Pido perdón al universo por mi conexión con ese partido».
[125] Según Cole, Wells «tenía una escasa capacidad para exponer sus ideas en reuniones públicas contra el cualificado y practicado virtuosismo de Shaw».
[174] El viaje, cuidadosamente dirigido, culminó con una prolongada reunión con Stalin, a quien Shaw describió más adelante como «un caballero georgiano» que carecía de malicia.
[176] Shaw vio el Pacto Ribbentrop-Mólotov de 1939 como un triunfo para Stalin, quien, dijo, ahora tenía a Hitler bajo su pulgar.
[183] Shaw se encontró con una entusiasta bienvenida en la Unión Sudafricana en 1932, a pesar de sus duros comentarios sobre la división racial del país.
[189][190] Esta última no se llegó a realizar, pero Shaw confió los derechos de la primera al por entonces desconocido Gabriel Pascal, que la produjo en los estudios Pinewood en 1938.
[194] En un estudio sobre los Oscar realizado en 1993, Anthony Holden observa que Pigmalión pronto fue reconocida por haber «elevado la producción cinematográfica del analfabetismo a la alfabetización».
La primera, una revisión fantástica de Shakespeare, causó poca impresión, pero la segunda, una sátira sobre los dictadores europeos, atrajo más atención, aunque generalmente desfavorable.
[208] A Pascal se le dio una tercera oportunidad para llevar al cine el trabajo de Shaw con César y Cleopatra (1945).
Fue muy elogiado; una reseña en The American Journal of Public Health consideró que la lectura era esencial para cualquier estudiante del sistema de justicia penal estadounidense.
[237] Escribió siete obras cortas durante la década; son todas comedias, que van desde la deliberadamente absurda Passion, Poison, and Petrifaction (1905) a la satírica Press Cuttings (1909).
In Good King Charles's Golden Days (1939), descrita por Weintraub como una tivia y deshilvanada alta comedia, también representa el autoritarismo, pero menos satíricamente que Ginebra.
MacDonald lo consideraba el libro más importante del mundo desde la Biblia;[272] Harold Laski pensaba que sus argumentos estaban anticuados y carecían de preocupación por las libertades individuales.
[176][n 39] En un artículo en la revista estadounidense Liberty en septiembre de 1938, Shaw incluyó la declaración: «Hay muchas personas en el mundo que deberían ser liquidadas».
[291] En 1939 se basó en este material para escribir Shaw Gives Himself Away: An Autobiographical Miscellany que, un año antes de su muerte, revisó y reeditó como Sixteen Self Sketches (había diecisiete).
En su juventud se proclamó como ateo, ya en la madurez explicó que eso fuera una reacción contra la imagen del Antiguo Testamento de un Jehová vengativo.
[308] En 1932 escribió en el semanario The Jewish Chronicle: «En cada país puedes encontrar personas fanáticas que tienen sienten fobia contra los judíos, los jesuitas, los armenios, los negros, los francmasones, los irlandeses o simplemente los extranjeros como tales.
Los partidos políticos no están al margen de explotar estos temores y envidias.»[309] En 1903 participó en una controversia sobre la vacunación contra la viruela.