Teatro victoriano

Los cambios en la estructura de la sociedad modificaron hasta tal punto la propia personalidad humana que se imponía una nueva interpretación.

Hasta que aparecieron estos dramaturgos, el mundo del teatro había estado totalmente divorciado de la vida tal como nosotros la conocemos.

La enorme superioridad del teatro francés representado por Augier, Dumas hijo y Sardou comenzaba lentamente a percibirse en la conciencia inglesa.

[39]​ En la última parte del siglo XIX la denominación burlesque fue dada a una forma de composición dramática musical en la que el genuino elemento burlesco encontraba escaso o ningún lugar.

El tipo de burlesque del Gaiety ha dado lugar desde entonces a la "comedia musical", y su único vestigio se encuentra en la pantomima moderna.

Sus numerosos burlesques y piezas navideñas, que fueron producidos por Madame Vestris[Nota 9]​ en el Lyceum, les valieron a ambos su mayor reputación teatral.

[53]​ En 1865 se asoció con Miss Marie Wilton[Nota 12]​ para gestionar el Teatro del Príncipe de Gales (anteriormente Queen's Theatre), en Tottenham Street.

En 1838, sin embargo, escribió en quince días The Lady of Lyons,[48]​ una obra que Macready llevaría con gran éxito al Covent Garden.

Puesto en escena por Macready, y acompañado de un prólogo de Dickens, este drama, aun no siendo un éxito completo sobre el escenario, alcanzó una notoriedad no del todo gratificante para el autor, que hubiera deseado que su nombre estuviese más íntimamente asociado con sus producciones más maduras.

[73]​ En A Life's Hansom (1857) los elementos domésticos e históricos están hasta cierto punto mezclados, estando situada la acción en la Revolución de 1688.

[73]​ Su siguiente tragicomedia, A Hard Struggle (Una dura lucha, 1858), requería un sentimiento genuino en el autor y un gran dominio de los recursos escénicos.

[76]​ En 1860, el poeta Algernon Charles Swinburne (1837-1909) publicó dos notables dramas, La reina madre y Rosamond, los cuales, pese a cierta rigidez estilística, deben ser considerados como una maravillosa realización para un poeta tan joven, mostrándose más plenos de energía dramática que la mayoría de sus obras posteriores, y ricos en versos blancos verdaderamente magníficos.

[79]​ Bothwell posee escenas hermosas y arde en poesía, pero su duración no solo impide un disfrute paciente, sino que trasciende todas las posibilidades de una unidad armoniosa.

Rousby[Nota 27]​ una serie de tres dramas históricos, en los que apenas materializó sus ambiciosos proyectos, si bien atrajeron al público.

Pero su principal éxito como dramaturgo lo lograría con la brillante comedia en dos actos Masks and Faces (Máscaras y rostros), que escribió en colaboración con Tom Taylor.

En su primer año en Londres (1844), no menos de cuatro burlesques suyos fueron llevados a escena por los Keeley,[Nota 39]​ que por aquel entonces gestionaban el Teatro Lyceum.

[118]​ Robertson fue quien modificó el drama de un modo más evidente, tratando temas realistas contemporáneos en un estilo natural y nuevo.

Estas cualidades, que empiezan a manifestarse ya en sus primeras obras, adquieren una definición perfecta en Caste, Play y School.

En sus mejores trabajos, como Caste ―su inequívoca obra maestra― y otra media docena de obras, el proceso produce resultados muy satisfactorios.

Es a la vez sentimental y romántico, con la actitud solemne hacia la irregularidad sexual que generalmente caracterizaba al escritor victoriano.

[125]​ Tras Santos y pecadores, su siguiente pieza seria fue El intermediario (1889), seguida de Judá (1890), obras potentes ambas, que cimentaron su reputación.

[129]​ Tras algunas tentativas preliminares, escribió y produjo con éxito en el Connaught Theatre (Londres), en 1880, un drama titulado A Nine Days' Queen.

Ebbsmith), vemos cómo los dramaturgos sociales de los noventa se sentían aún obligados a mantener ciertos estándares del melodrama y la moral convencionales.

[64]​ En vista del éxito obtenido, Richard D'Oyly Carte encargó a Gilbert y Sullivan que escribieran juntos una obra extensa.

[63]​ Esta última es una ópera cómica de enredo, en la que aparece un trasfondo humorístico a través del cual se vislumbran Italia, España y, paradójicamente, la monarquía unitaria en general.

Su humor consiste principalmente en pandemonios lógicos, en una vena tan característica de Gilbert como para justificar la concesión a aquel del epíteto "gilbertiano".

[155]​ A pesar de su muy limitada experiencia con las modernas condiciones escénicas, sus comedias ligeras resultaron igualmente notables por su destreza teatral tanto como literaria.

[158]​ La aptitud dramática y literaria mostrada en estas obras, todas las cuales fueron publicadas posteriormente en formato de libro, eran tan indudables como característicamente paradójicos resultaban su lenguaje e ideas.

[164]​ La era victoriana, puede decirse justamente, no conoció comedias ligeras que por su brillante ingenio, acabado literario o destreza teatral fueran comparables con las obras de Wilde.

[153]​ Su genio literario era notable, y sus obras teatrales fueron quizá las contribuciones más originales a la literatura dramática inglesa durante aquel período.

El auditorio del Covent Garden Theatre , tras su reconstrucción de 1809.
Retrato de Algernon Charles Swinburne (c. 1850-70), obra del pintor William Bell Scott (1811-1890).
Cartel de la obra The Octoroon , impreso por Stannard & Son en 1862.
Tom Taylor , retratado por Lewis Carroll (1863).
Thomas W. Robertson