Benedicto XV

Su pontificado fue eclipsado en gran medida por la Primera Guerra Mundial y las consecuencias de esta, tanto políticas, sociales como humanitarias.

Su última preocupación fue la persecución emergente de la Iglesia católica en la Unión Soviética y la hambruna posterior a la revolución.

Insistió, sin embargo, que su hijo realizara sus estudios teológicos en Roma, para no terminar como un sacerdote rural o un monseñor provincial.

Della Chiesa siempre vio a la predicación como la principal obligación de un obispo: por lo general daba dos o más sermones al día durante sus visitas.

La guerra sería claramente el tema dominante del nuevo pontificado, por lo que la prioridad de los cardenales era elegir a un hombre con gran experiencia diplomática.

[27]​ El distanciamiento con la cultura modernista imperante en Francia e Italia llevaría a una mayor influencia alemana, especialmente bávara.

[28]​ En 1914, su convocatoria por una tregua de Navidad, fue ignorada; y en su primera encíclica extendió una sentida petición para romper con las hostilidades.

[32]​ Los antagonismos nacionales entre las partes en conflicto se acentuaron con las diferencias religiosas existentes antes de la guerra (Francia, Italia y Bélgica eran mayoritariamente católicos).

[34]​ Sin embargo, teniendo en cuenta todo esto, los protestantes alemanes rechazaron cualquier intento de paz por parte del Papa, declarando aquello como insultante.

Durante la retirada que siguió a la derrota de Caporetto, los soldados italianos gritaban «¡Viva el papa!» y «¡Hagamos como en Rusia!».

Sin embargo, Wilson y su secretario de Estado, Robert Lansing, buscaron aislar a Benedicto XV al considerar sus propuestas como «intromisiones indebidas».

[34]​ En 1916, el papa logró negociar un acuerdo entre ambas partes, por lo que 29.000 presos con enfermedades pulmonares por los ataques con gas podrían ser enviados a Suiza.

[50]​ Benedicto estuvo particularmente horrorizado por el nuevo invento militar de la guerra aérea y protestó varias veces contra ella en vano.

No tuvo éxito, ya que casi un millón de armenios murieron por la actuación turca, por las vejaciones o por hambre.

Esta exclusión llevaría a la Iglesia a circunscribir los Pactos de Letrán para garantizar su autonomía política durante el resto del siglo como «la única religión organizada y capaz de hablar directamente con los Estados porque ninguna otra religión se había preparado para intervenir en la vida internacional como la Iglesia católica».

[58]​ También le preocupaba como el ambiente de derrota y disolución en los países vencidos podía llevar a que los grupos católicos quedaran anulados en su actividad política.

[59]​ Sin embargo, esto último chocaba con el nacionalismo que dominaba la política y diplomacia de los países europeos.

León XIII había permitido la participación de católicos en la política, pero solo a nivel local, no nacional.

Las relaciones con Italia mejoraron notablemente durante el pontificado de Benedicto XV, permitiéndoles participar en las elecciones nacionales.

[66]​ En marzo de 1919 nombró diez nuevos obispos y, poco después, a Achille Ratti como nuncio apostólico en Varsovia.

[66]​ Benedicto repetidamente advirtió a las autoridades polacas que no realizaran persecuciones en contra de los lituanos y los rutenos.

[64]​ Ratti, un erudito, trabajó por Polonia y buscó construir puentes con la Unión Soviética, incluso dispuesto a derramar su sangre por Rusia.

[65]​ Siguiendo a Pío X, Benedicto condenó al modernismo teológico y los errores de los sistemas filosóficos modernos en su Ad Beatissimi Apostolorum.

El papa recordó los grandes apóstoles del Evangelio, que contribuyeron en gran medida a la expansión de las misiones.

Pidió una continua lucha por la santidad personal y elogió el trabajo desinteresado de las mujeres religiosas en las misiones.

No contento con lo anterior, prácticamente agotó los ingresos oficiales del Vaticano para ayudar a los necesitados de la Primera Guerra Mundial.

[93]​ Su relación con los poderes seculares italianos era positivo, buscando evitar los conflictos y apoyar tácitamente a la familia real de Italia.

Al igual que Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial, su neutralidad fue cuestionada por las partes en conflicto, y aún hoy lo es.

[94]​ Contaba con una excelente salud, afirmando haber gastado solo 2,5 libras en medicinas a lo largo de toda su vida.

El papa Pío XII mostró gran respeto por Benedicto XV, quien lo consagró como obispo en mayo de 1917.

Giacomo della Chiesa a la edad de 12 años. 1866.
Mariano Rampolla . Fotografía realizada entre 1903 y 1907.
Consagración de della Chiesa como arzobispo de Bolonia por Pío X . Basílica de San Pedro , 18 de diciembre de 1907.
Arzobispo della Chiesa en visita pastoral. 1910.
El cardenal della Chiesa en 1914.
Coronación de Benedicto XV. Capilla Sixtina , 6 de septiembre de 1914.
Eugenio Pacelli en los cuarteles generales del emperador Guillermo II de Alemania , luego de presentarle el plan de paz del papa Benedicto. 1917.
Placa en honor a Benedicto XV, colocada en el Tsitsernakaberd (monumento al genocidio armenio ). Ereván , Armenia .
Juana de Arco . Óleo sobre pergamino, Archivos Nacionales de Francia, siglo XV
Nuncio Achille Ratti . Fotografía de noviembre de 1919.
Edición de 1917 del Código de Derecho Canónico .
En 1916, Benedicto XV nombró patrona de Chiclana de la Frontera a la Virgen de los Remedios , siendo la primera vez que un papa otorga este nombramiento.
Benedicto XV en su despacho del Palacio Apostólico Vaticano .
Retrato de Benedicto XV , óleo sobre lienzo de Antonio Fabrés (1916, Museo del Prado ).
Tumba de Benedicto XV en las grutas vaticanas .
Estatua de Benedicto XV. Catedral del Espíritu Santo , Estambul .