[10] Mónica le enseñó a su hijo los principios básicos de la religión cristiana y, al ver cómo el joven Agustín se separaba del camino del cristianismo, se entregó a la oración constante en medio de un gran sufrimiento.Años después, el mismo Agustín hizo una fuerte crítica sobre esta etapa de su juventud en su libro Confesiones.Durante esta época el joven Agustín conoció a una mujer con la que mantuvo una relación estable de catorce años y con la cual tuvo un hijo: Adeodato.[13] Sumido en una gran frustración personal, decidió, en 383, partir para Roma, la capital del Imperio romano.Esta noticia llenó de gozo a su madre, que había viajado a Italia para estar con su hijo, y que se encargó de buscarle un matrimonio acorde con su estado social y dirigirle hacia el bautismo.En vez de optar por casarse con la mujer que Mónica le había buscado, decidió vivir en ascesis; decisión a la que llegó después de haber conocido los escritos neoplatónicos gracias al sacerdote Simpliciano y al filósofo Mario Victorino, pues los platónicos le ayudaron a resolver el problema del materialismo y el del origen del mal.[20] Cuando llegó a Tagaste, Agustín vendió todos sus bienes y el producto de la venta lo repartió entre los pobres.De pronto, al alzar la vista ve a un hermoso niño, que está jugando en la arena.[21] Agustín, predispuesto por la fe materna, se aproxima al texto bíblico, pero es su mente la que no consigue penetrar en su interior.[22] A los diecinueve años, se pasó al racionalismo y rechazó la fe en nombre de la razón.Las ideas eternas están en Dios y son los arquetipos según los cuales crea el cosmos.[24] A partir de esta perplejidad, ensaya una fecunda reflexión ontológica sobre la naturaleza del tiempo y su relación con la eternidad.Por lo tanto Dios está fuera del tiempo mientras que los seres humanos son entidades estructuralmente temporales.Para san Agustín, Dios creó el tiempo ex nihilo a la par que el mundo[25] y sometió su creación al discurrir de ese tiempo, de ahí que todo en ella tenga un principio y un fin.Es en el espíritu que se hace efectiva la sensación de duración (larga o corta), de discurrir del tiempo, y es en el espíritu donde se mide y compara la duración del tiempo.La historia ha tenido un inicio y tendrá un fin en el Juicio final, y se divide en seis edades, inspirándose en los seis días que usó Dios para realizar la creación: las Seis edades del mundo, delimitadas por la creación del mundo, el diluvio universal, la vida de Abraham, el reinado de David (o la construcción del templo de Jerusalén, por Salomón), la cautividad en Babilonia y, por último, el nacimiento de Cristo, que inaugura la sexta edad.Esta última se prolonga hasta la segunda venida del Mesías para juzgar a los hombres en el final de los tiempos.La consumación de la historia sería llegar al fin sin fin: la vida eterna, en el que reinará la paz, y no habrá ya más lucha.Conforme avanza el libro, se convierte en un vasto drama cósmico de la creación, caída, revelación, encarnación y eterno destino.[22] La división agustiniana en dos ciudades (y dos ciudadanías) influirá de forma decisiva sobre la historia del Occidente medieval, marcado por lo que se ha dado en llamar el «agustinismo político».Agustín dio varias respuestas a esta cuestión con base en el libre albedrío y la naturaleza de Dios: El concepto del amor es central en la doctrina teológica cristiana, que alude al núcleo temático relacionado con la figura de Cristo.[41] San Agustín también dijo: Para el santo, Dios creó a los seres humanos para Él, y por ello los seres humanos no van a estar plenos hasta que descansen en Dios.[43] Al igual que Kant, no considera lícito mentir para salvar la vida de una persona.A medida que fue aumentando la influencia de la Iglesia, su relación con el Estado se tornó conflictiva.Como ciudadano de Roma, creía en la tradición de un Estado obligado por leyes, pero como humanista coincidía con Aristóteles y Platón en que el objetivo del Estado es facilitar que su pueblo lleve una vida buena y virtuosa.Sin embargo, Agustín señala además que incluso en una ciudad terrenal pecadora, la autoridad del Estado es capaz de asegurar el orden por medio de las leyes y que todos tienen motivos para desear el orden.Sus Confesiones suponen un modelo de biografía interior para muchos autores, que van a considerar la introspección como elemento importante en la literatura.Concretamente, Petrarca fue un gran lector del santo: su descripción de los estados amorosos enlaza con ese interés por el mundo interior que encuentra en san Agustín.Por otro lado, san Agustín va a ser un puente importante entre la antigüedad clásica y la cultura cristiana.El especial aprecio que tiene por Virgilio y Platón va a marcar fuertemente los siglos posteriores.
Agustín es bautizado por el obispo Ambrosio (fresco de
Benozzo Gozzoli
).
La afinidad del juez con la Iglesia y las artes retóricas de san Agustín, llevó a la ilegalización del donatismo en 412. (
San Agustín y los donatistas
,
Charles-André van Loo
).
«Donde no hay verdadera justicia no puede haber un pueblo según la definición de Cicerón».
La ciudad de Dios
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