[1] Agustín señaló esta obra en sus Retractaciones entre las obras escritas, es decir, comenzadas, en el año 400.
Pero una carta de 412[3] declara que sus amigos en ese momento estaban pidiendo completarla y publicarla, y la carta a Aurelio, que se envió con el tratado en sí cuando se completó, indica que una parte de ella, aunque aún no había sido revisada e incompleta, de hecho se hizo público subrepticiamente.
La carta al Obispo Aurelio también declara que el trabajo llevaba muchos años en progreso y comenzó en la temprana edad adulta de San Agustín.
En el tercer libro, examina si Dios, en sus apariencias sensibles, ha formado criaturas para ser conocidas por ellos a los hombres, o si estas apariciones fueron hechas por el ministerio de los ángeles, que habrían usado un cuerpo para operar estos eventos.
Finalmente, en el decimoquinto, San Agustín concluye que, aunque vemos en todas partes imágenes de la Trinidad, podemos verla aquí abajo solo en figura y enigma, y que está en la otra vida.