Confesiones

[1]​ El título original fue Confesiones en trece libros, y fue compuesto en un solo tomo.

Es ampliamente aceptada como la primera autobiografía occidental jamás escrita, y se convirtió en un modelo para otros autores cristianos de los siguientes siglos.

El libro es un acabado trabajo de filosofía y también un importante aporte a la teología.

En ellos se narra la niñez de Agustín, su adolescencia y juventud, su carrera académica, su estancia en el maniqueísmo, su proceso personal de acercamiento al cristianismo (ya conocido en la niñez), su conversión y sus primeras experiencias como católico.

Se trata de una importante obra teológica, con meditaciones y reflexiones espirituales.

En la obra, Agustín escribe sobre cómo lamenta haber llevado una vida pecaminosa e inmoral.

Los libros fueron escritos como oraciones a Dios, de ahí el título, basado en los Salmos de David; y comienza con "Porque nos has hecho para Ti y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en Ti".

Explica los sentimientos que experimentó al comer las peras y tirar el resto a los cerdos.

Cuando San Agustín tiene 29 años, comienza a perder la fe en las enseñanzas maniqueas, proceso que se inicia cuando el obispo maniqueo Fausto visita Cartago.

Mientras reflexiona en un jardín, Agustín oye la voz de un niño que canta "coge y lee".

Poco después muere Santa Mónica, seguida por sus amigos Nebridio y Verecundo.

Al final de este libro, Agustín recuerda estas muertes a través de la oración de su recién adoptada fe: "Que recuerden con santo sentimiento a mis padres en esta luz transitoria, y a mis hermanos bajo Ti, oh Padre, en nuestra madre católica [la Iglesia], y a mis conciudadanos en la Jerusalén eterna, por la que suspira la peregrinación de tu pueblo desde el principio hasta el regreso".

Agustín analiza la naturaleza de la creación y del tiempo, así como su relación con Dios.

Basándose en su interpretación, defiende el significado del descanso, así como la divinidad de la Creación: "Porque, entonces, descansarás en nosotros, de la misma manera que ahora trabajas en nosotros [...] Así, vemos estas cosas que has hecho, porque existen, pero existen porque Tú las ves.

[11]​ Las Confesiones no sólo pretendían animar a la conversión, sino que ofrecían pautas sobre cómo convertirse.

San Agustín extrapola sus propias experiencias para adaptarlas a los viajes de los demás.

La conversión de Agustín fue seguida rápidamente por su ordenación como sacerdote en el 391 d. C. y luego su nombramiento como obispo en el 395 d. C. Esta rápida ascensión ciertamente suscitó críticas contra Agustín.

Con las palabras "Quiero actuar con verdad, haciendo mi confesión tanto en mi corazón ante ti como en este libro ante los muchos que lo leerán" en el Libro X, capítulo 1,[14]​ Agustín confiesa sus pecados y glorifica a Dios mediante la humildad en su gracia, los dos significados que definen "confesiones",[15]​ para reconciliar sus imperfecciones no sólo con sus críticos sino también con Dios.

Las Confesiones de san Agustín tienen una gran importancia para la vida cultural y literaria en Europa.

San Agustín fue, en general, un autor muy admirado durante toda la Edad Media y que formó la escuela platonicoagustiniana.

Ese interés por describir los estados del alma en la relación amorosa, tal como se manifiesta en el Cancionero de Petrarca, marcó toda la corriente de lírica petrarquista, tan fuerte en todo el Renacimiento europeo.

El profesor Henry Chadwick escribió sobre Confesiones que siempre será la obra maestra de la literatura europea.