Teología del pacto

Para el primer pacto, las partes fueron Dios y Adán; la promesa del pacto era la vida; la provisa (condición) era la obediencia perfecta de Adán, y la penalidad ante el fracaso era la muerte.

A través del Antiguo Testamento hubo sucesivas proclamaciones de este pacto.

La salvación era por gracia y no por méritos, porque los sacrificios del Antiguo Testamento prefiguraban la muerte expiatoria de Cristo.

En primer lugar, visto desde el lado divino, se habla del pacto de redención.

Bajo este aspecto, las partes son Dios y Cristo; la condición es la perfecta obediencia del Hijo hasta el sufrimiento ante la pena impuesta al hombre por su desobediencia: la muerte; y la promesa es la salvación de todos los creyentes.