Concebido como una introducción a la filosofía de occidente, desde los presocráticos hasta la filosofía de principios del siglo XX, el libro tuvo un considerable éxito comercial, pero fue criticado por sus excesivas generalidades.
[10] George Boas, en la revista Journal of the History of Ideas, escribió que el autor de la Historia de la filosofía occidental «no acaba de decidirse entre la veracidad histórica y la polémica» y añadió: «Su empeño en conferir un aura de falsa contemporaneidad a filósofos del pasado puede llevar al lector no iniciado a atribuirles una excesiva relevancia.
[11] En la revista Isis, Leo Roberts juzgó la obra como la «peor de Russell» y escribió: «el mejor Russell se disfruta cuando el autor se ocupa de filosofía contemporánea.
[12] El libro, por el contrario, agradó a Albert Einstein, quien alabó la «frescura, originalidad y sensibilidad» con que la Historia introduce al lector en tiempos y formas de pensar lejanas.
[17] Roger Scruton admite que el libro está escrito con elegancia e ingenio, pero le recrimina el excesivo tratamiento de la filosofía precartesiana, la incomprensión de Immanuel Kant, así como la sobregeneralización y las abundantes omisiones.