Lucrecia (en latín, Lucretia; m. c. 510 a. C.) es un personaje perteneciente a la historia de la Antigua Roma, coetánea del último rey romano, Lucio Tarquinio el Soberbio (534-510 a. C.).
Sin embargo, los detalles concretos son debatibles y varían según el autor.
Este, para satisfacer los frenéticos deseos que sentía por ella, pidió hospitalidad a Lucrecia cuando su esposo se hallaba ausente.
Según la moderna referencia del episodio, Lucrecia despertó sobresaltada y reconoció a Sexto; quien temeroso de que su víctima gritase, le dijo "¡Silencio, Lucrecia; Sexto Tarquino soy, si lanzas un grito, si profieres una palabra, te mato!"
y como Lucrecia no pudo responder ya con la punta de una espada colocada sobre su pecho, Sexto Tarquino prosiguió "Escucha: yo te amo.
En vano Lucrecia rogó, imploró, se revolvió desesperada, Sexto Tarquino le hizo comprender con evidencia que resistirse era morir y quedar para siempre deshonrada en la memoria de Roma y de su esposo.
Su pariente Lucio Junio Bruto fue líder de la revuelta que se organizó contra el rey Lucio Tarquino el Soberbio y después proclamó la República, en el año 509 a. C. A partir de estos hechos, ya no fueron elegidos más reyes.