[3] Resultaron dañados los ocho acorazados estadounidenses atracados en el puerto, y cuatro de ellos se hundieron.
De estos ocho, dos fueron reflotados y cuatro reparados, por lo que seis pudieron volver a entrar en servicio más tarde, durante la guerra.
[6] La fuerte postura de no intervención en el conflicto desapareció,[7] mientras que la asistencia clandestina al Reino Unido se le reemplazó por una alianza plena.
Para asegurar su victoria en el continente Japón trató de aislar a China y conseguir ser autosuficiente en recursos naturales.
[11] En 1940 Japón ocupó la Indochina francesa en un esfuerzo por lograr el control de los suministros que llegaban a China.
[21] Este consiguió, tras batallar mucho con el Cuartel General Naval, la autorización del Estado Mayor de la Armada Imperial Japonesa para desarrollar un plan formal y el entrenamiento necesario, llegando a amenazar con la renuncia a su puesto.
[26] A fines de 1941 muchos observadores creían que las hostilidades entre los Estados Unidos y Japón eran inminentes.
Para maximizar este efecto moral se eligieron los acorazados como objetivos prioritarios, pues estos eran entonces el orgullo de cualquier armada.
[41] Sin embargo, golpear a la Flota del Pacífico estadounidense que estaba anclada en el puerto hawaiano tenía dos claras desventajas: los buques a atacar estaban fondeados en aguas muy poco profundas, con lo que podrían ser reflotados y reparados con relativa facilidad, y la mayoría de sus tripulantes sobrevivirían al ataque porque se encontrarían de permiso en tierra o serían rescatados desde el puerto.
La oleada inicial portaba el grueso de las armas destinadas a inutilizar los grandes buques, principalmente los torpedos aéreos Tipo 91 que habían sido diseñados con un mecanismo anti-giro y una extensión en el timón que les permitirían operar en aguas poco profundas.
[57] La posición final de este pequeño sumergible no se conoce,[58] pero nunca regresó al submarino desde el que partió.
Un documento del 7 de diciembre hace alusión a la guerra: «Nuestra diplomacia engañosa conduce al éxito».
Liderada por el comandante Mitsuo Fuchida,[68] comprendía:[69] Seis aeronaves no consiguieron despegar por problemas técnicos.
[74] Mientras la primera oleada se acercaba a tierra fueron derribadas varias aeronaves estadounidenses, y al menos una radió una advertencia incoherente.
Este barco permaneció 36 horas en el mar antes de que su comandante en jefe consiguiera regresar a bordo.
El buque de reparación Vestal, amarrado junto al malogrado Arizona, sufrió graves desperfectos y encalló.
[85] Dicho fuego amigo derribó algunos aparatos estadounidenses más, incluidos cinco aviones que regresaban del portaaviones USS Enterprise.
[89] Si todo esto hubiera sido destruido, «las grandes operaciones norteamericanas en el Pacífico tendrían que haberse pospuesto más de un año».
Cuando Roosevelt impuso un embargo sobre las exportaciones de materiales críticos a Japón, se esperaba lo peor.
[105] La Alemania nazi declaró la guerra a Estados Unidos el 11 de diciembre, cuatro días después del ataque japonés.
Su ejecución tiene pocos ejemplos semejantes en la historia militar de cualquier época, al menos a corto y medio plazo.
Además, mucho material útil pudo ser salvado de la destrucción, incluyendo dos torretas principales del Arizona.
A largo plazo, el ataque sobre Pearl Harbor fue una estrategia no disimulada que resultó errónea para Japón.
En efecto, el almirante Isoroku Yamamoto, quien concibió el ataque a Pearl Harbor, había predicho que incluso un ataque exitoso sobre la flota estadounidense no permitiría ganar una guerra contra los Estados Unidos, ya que la capacidad de producción estadounidense era demasiado grande.
El ataque japonés a Pearl Harbor solo tuvo un pequeño impacto militar debido al fallido intento de la Marina japonesa por hundir los portaaviones de Estados Unidos, pero aunque los portaaviones hubieran sido hundidos, no hubiera ayudado significativamente al Imperio del Japón.
Las islas Hawái están situadas en el centro del Pacífico y tenían depósitos de combustible para la flota norteamericana que no fueron atacados.
[107] La victoria aliada en esta guerra y el subsiguiente surgimiento de Estados Unidos como una potencia mundial dominante han dado forma a la política internacional desde entonces.
Aunque quizá las palabras no fueron pronunciadas por Yamamoto, la frase parece recoger sus sentimientos acerca del ataque.
En 1942 Saburo Kurusu, antiguo embajador japonés en Estados Unidos, hizo unas declaraciones en la que trazó la «inevitabilidad histórica de la guerra en Asia oriental».
Sobre el ataque a Pearl Harbor en sí mismo dijo que fue originado en respuesta directa al ultimátum virtual (Nota de Hull) del gobierno de los Estados Unidos y que el ataque sorpresa no fue a traición porque cabía haberlo esperado.