[4] Otras son conocidas por realizar largas migraciones anuales, que las llevan a cruzar el ecuador o en muchos casos rodear la Tierra.
[10] Los gaviformes y podicipediformes, que anidan en los lagos pero pasan el invierno en el mar, se categorizan como aves acuáticas.
Muchas aves limícolas y ardeidas pueden ser consideradas marinas, dado que habitan en la costa, pero no se las clasifica de esta manera.
[13] Pese a que Hesperornis no parece haber dejado descendientes, las primeras aves marinas modernas también surgieron en el Cretácico, con una especie denominada Tytthostonyx glauconiticus, aparentemente relacionada con los procelariformes o con los pelecaniformes.
[15] La mayor diversidad de aves marinas parece que se dio en el Mioceno tardío y el Plioceno.
[19] Casi todas las aves marinas tienen patas palmeadas, lo cual les permite moverse fácilmente en la superficie y, en el caso de algunas especies, bucear.
Este plumaje denso hace que el ave no se moje; el frío es evitado con una capa espesa de plumón.
[17] Ciertas especies lucen plumas vistosas, como las tropicales o ciertos pingüinos, pero el mayor colorido se concentra en los picos y patas.
[31] Muchas de ellas ni siquiera aterrizan en el agua, y algunas, como las fragatas, tienen dificultades para reemprender el vuelo si lo hacen.
[34] Muchos albatros y petreles tienen picos en forma de gancho para cazar a sus presas, que se mueven rápido.
[44] Si bien este método es preponderante en los trópicos, la conexión entre esta técnica y la claridad del agua no es tan sólida.
[46] Esta categoría amplia se refiere a otras estrategias de aves marinas que forman parte del próximo nivel trófico.
Por ejemplo, una vez que los pichones del arao común emplumecen, permanecen con sus progenitores en el mar por muchos meses.
[3] Debido al mayor esfuerzo en criar a los jóvenes y porque a veces buscar el alimento implica desplazarse lejos del sitio donde está el nido, en todas las especies marinas —con excepción de los falaropos— ambos padres participan en el cuidado de los polluelos y las parejas son monogámicas al menos por una temporada.
Las aves marinas pueden anidar en los árboles (si están disponibles), plantas (a veces construyen sus nidos allí), acantilados, madrigueras subterráneas y grietas rocosas.
Cuando las temporadas de apareamiento se superponen, las pardelas del Pacífico pueden matar petreles jóvenes para utilizar sus madrigueras.
[64] Generalmente, los adultos jóvenes que se aparean por primera vez regresan a su colonia natal y anidan cerca de donde nacieron.
De todos, el recorrido realizado por el charrán ártico es el más extenso, pues cruza el ecuador terrestre para pasar el verano austral en la Antártida.
Algunas aves, como los álcidos, no tienen una migración organizada, pero el grupo puede dirigirse hacia el sur cuando se acerca el invierno.
En estos casos, se considera que son aves terrestres o de agua dulce con ancestros marinos.
[83] También, estas aves han proporcionado alimento a los pescadores lejos de la tierra firme, al igual que cebo.
De manera indirecta la pesca se ha beneficiado del guano producido por las colonias, pues actúa como fertilizante para las playas circundantes.
[87] Esto puede traer otras consecuencias, como por ejemplo, la propagación del fulmar boreal en el territorio británico, atribuida en parte a la disponibilidad de descartes.
[89] La industria pesquera también tiene efectos negativos sobre las aves marinas, en particular sobre los albatros, que viven mucho y son lentos en aparearse; esto es una preocupación acuciante para los conservacionistas.
Las aves marinas, que anidan principalmente en pequeñas islas apartadas, han perdido muchos de los comportamientos defensivos contra depredadores.
Cabras, vacas, conejos y otros herbívoros introducidos pueden ocasionar problemas, sobre todo cuando las especies necesitan vegetación para protegerse o sombra para sus crías.
[115] En Estados Unidos, las amenazas que enfrentan las aves marinas no son ignoradas por los científicos del movimiento conservacionista.
En el caso del cormorán moñudo, que habita en el Paleártico occidental, sus migraciones están determinadas por la fidelidad de sitio.
Por ejemplo, la colonia de albatros real del norte en Taiaroa Head (Nueva Zelanda) atrae a cuarenta mil turistas por año.
Las amenazas más importantes son la alteración del hábitat, la contaminación, el cambio climático y la pesca comercial.