Las aves del género Procellaria se consideraban dentro de este grupo, pero basándose en estudios recientes se descubrió que no están tan relacionados como las aves del género Pseudobulweria y Lugensa que tomaron su lugar.
Vuelan con largas alas planeando en el aire con el mínimo esfuerzo y recorriendo grandes distancias.
Algunas especies pequeñas, como la pardela pichoneta son cruciformes en vuelo, con su ala larga sostenida directamente hacia fuera de sus cuerpos.
Una pardela sombría que anida en las islas Copeland, Irlanda del Norte, era entre 2003 y 2004 el ave más antigua en libertad del mundo: se lleva control de ella después que la anillaron, ya adulta (por lo menos tenía 5 años) en julio de 1953, y fue atrapada una segunda vez en julio de 2003, teniendo por lo menos 55 años.
Se alimentan de pescado, calamares y alimentos similares que el océano le otorga, aunque algunos pueden seguir a los botes pesqueros para comerse las partes de la pesca que se va por la borda.
Las pardelas son parte de la familia Procellariidae, que también incluye a los petreles fulmares, priones y fardelas.
Según cuenta, esta ave vive en la isla Diomedea o Diomedia, no ataca a los bárbaros pero se mantiene alejada de ellos, en cambio, a los helenos (o griegos) los recibe amistosamente.
Eliano expresa que la especial relación entre estas aves y los helenos se debe al héroe tracio Diomedes (en griego: Διομήδης); éste las tenía por compañeras de viaje, pues según cuenta el autor, se trataban de combatientes caídos durante la guerra de Troya que aun lo acompañan pero metamorfoseados en pardelas.