Y en ambos casos el nombre procede del árabe dialectal magrid que significa cañería y alude a una población que vivía en torno a una agricultura muy dependiente de un riego de manantiales.
Es una mera hipótesis, pero es más normal asociar la vida de un pueblo al agua para beber y a regar que la convivencia idílica de gentes, liebres y conejos por las mismas calles.
Su término municipal tiene 73,31 km² y limita al sur con el río Júcar, que lo separa de Albacete.
[2] Esta comarca se caracteriza, y se diferencia de La Mancha, por situarse entre dos valles abruptos, el del Júcar y el del Cabriel, lo que la separa de los llanos albacetenses.
La mayor parte del término municipal está cultivada debido a la planicie que lo forma casi en su totalidad.
Aun así, a diferencia del paisaje casi desértico del vecino llano albacetense, se conservan, dispersas, ciertas áreas boscosas en las zonas abruptas cercanas al Júcar y en las numerosas y suaves colinas que destacan en el paisaje.
El máximo de lluvias se da en otoño (coincidiendo con las bajas presiones del cercano mediterráneo) y en primavera.
El invierno es generalmente más seco, mientras que en verano la sequía estival es crónica.
El verano es típicamente mediterráneo, seco y caluroso, aunque también se dan grandes oscilaciones diarias (de hasta 20 °C).
Desde los primeros años del siglo XXI viene registrando un leve crecimiento debido a la inmigración extranjera (rumanos, búlgaros, polacos, marroquíes...).
En concreto Madrigueras cuenta con una gran y variada tradición asociativa en especial relacionada con el movimiento obrero.
Aún hoy muchos visitantes la denominan como la pequeña Rusia por orientar su voto a la izquierda en todas las elecciones, aunque los cambios sociales han ido erosionando la capacidad de atracción del PCE.