Los pies del ave se situarían a los lados del cuerpo, lo que permitiría una adecuada propulsión en el agua, pero también impediría su movimiento en tierra: los pies del Hesperornis no podían situarse bajo su cuerpo, y por lo tanto no podía caminar, teniendo que moverse arrastrando el cuerpo tal y como hacen las focas.
[6] El equipo se dirigió a Kansas, donde Marsh ya había excavado anteriormente.
[12] Para 1873 su amistad terminó en una hostilidad abierta, lo que ayudó a iniciar la llamada Guerra de los huesos.
Aunque Marsh raramente volvió a hacer salidas de campo tras 1873, sus recolectores pagados continuaron enviándole varios fósiles.
Este error fue rectificado por autores posteriores, quienes incluyeron a Hargeria de nuevo en Hesperornis y renombraron al espécimen más diferenciado Parahesperornis.
Aunque Marsh lo situó originalmente en el nuevo género Coniornis, esto se debió a su creencia de que Hesperornis solo existió en Kansas, por tanto cualquier especie de Montana debería ser situada en un género diferente.
Muchos investigadores posteriores no estuvieron de acuerdo, y situaron a Coniornis altus en el mismo género que Hesperornis como H.
H. montana fue nombrada por Shufeldt en 1915, y aunque el material conocido (una única vértebra dorsal) no puede ser comparado directamente con H. altus, Shufeldt y otros lo han considerado distinto debido a su aparente menor tamaño.
Varios otros especímenes de depósitos contemporáneos han side desde entonces referidos a esta especie.
[21] En 2002, Martin y Lim reconocieron formalmente a varias nuevas especies de restos que habían sido anteriormente dejados sin estudio o que habían sido referidos sin consideración a otros hesperornites norteamericanos ya nombrados.
[24] De las muchas especies descritas en el género - como la famosa H. regalis o la enorme H. rossicus -, no todas serían válidas.
Esto parece indicar que por lo menos algunas especies de Hesperornis podrían haber migrado a aguas dulces para criar u otras razones.
Por último, también aparece en la película de la National Geographic Society Sea Monsters: A Prehistoric Adventure.
Esta representación es evidente en las primeras pinturas del ave, donde se muestra como analogía de un pingüino mesozoico, aunque también en trabajos más recientes.