Hijo de criollos; su padre fue José Paz y su madre Tiburcia Haedo.Debido a la posterior invalidez se lo conoció en su época como «el Manco Paz».Pero se dedicó a formar un ejército que lucharía contra los caudillos del interior.Paz, en sus escritos (en especial desde sus Memorias), relata cómo no podía creer que simples estancieros devenidos en caudillos pudiesen declarar guerras o hacer batallas contra un gobierno central constituido, con el apoyo de la población.Quiroga fue perseguido con tenacidad durante más de 15 km, perdiendo todo su ejército, y teniendo que asilarse en Buenos Aires.El antiguo cura, que había abandonado los hábitos, José Félix Aldao, fue tomado prisionero; en este caso Paz respetó su vida, por lo que posteriormente sería duramente criticado por sus detractores, por supuesto dentro de su mismo partido.Gracias al apoyo tucumano, también se confirmaría la preeminencia unitaria en Catamarca; meses más tarde, también la provincia de Santiago del Estero fue invadida desde Córdoba.Estos firmaron un tratado de alianza ofensiva y defensiva, con forma de confederación inorgánica, ya que no definía una autoridad central en materia doméstica, pero ponía el comando militar y las relaciones exteriores en la persona del gobernador cordobés.Por su parte, Quiroga cruzó el sur de Córdoba hacia Cuyo, al mismo tiempo que, en Santiago del Estero, Ibarra volvía a la lucha.[2][3] Durante su cautiverio en la aduana en Santa Fe, Paz comenzó a redactar sus Memorias.El caudillo santafesino ya se encontraba muy enfermo para lidiar con intrigas políticas.Rosas intentó evitar que Paz regresase a sus actividades militares, para lo que le ofreció una misión diplomática en el exterior; pero Paz rechazó la propuesta y volvió a la Argentina para incorporarse al ejército de Juan Lavalle.Mientras Lavalle cruzaba el ejército correntino a Buenos Aires sin permiso del gobierno de esa provincia, Paz viajó a Corrientes y se encontró en San Roque con el gobernador Pedro Ferré.Pero el gobernador Ferré, indignado por ese nombramiento, le retiró su apoyo y lo obligó a abandonar la capital entrerriana.Firmó una alianza con el presidente uruguayo Fructuoso Rivera, pero acto seguido abandonó la provincia y se refugió en Montevideo junto con su familia.Este, apoyado por Rosas, sitió a los colorados en Montevideo, con lo que se inició la Guerra Grande en el Uruguay.Su plan principal era atacar Entre Ríos, que estaba desguarnecida por la ausencia del gobernador Justo José de Urquiza, y ―de ser posible― llegar a Buenos Aires.Urquiza siguió avanzando lentamente hasta enfrentar la posición defensiva de Paz, pero ―sabiendo por la correspondencia que había tomado en la batalla cuáles eran las intenciones de su enemigo― retrocedió hasta Entre Ríos, sin ser perseguido.Enseguida se iniciaron negociaciones entre Urquiza y el gobernador correntino, por medio de su hermano Juan.Paz se negó a pactar nada con Urquiza, y ―ante la insistencia del gobernador― organizó una revolución que lo depuso, con apoyo en la Legislatura correntina, en marzo de 1846.Mientras tanto, Paz terminó asilado en Río de Janeiro, donde, sumido en la pobreza, se estableció como granjero.En sus ratos libres completó sus Memorias, que había comenzado en sus años de prisión.Con el tiempo había llegado a la convicción de que Rosas terminaría derrotado por sus propios subalternos.Eso fue exactamente lo que ocurrió: al enterarse del pronunciamiento de Urquiza contra Rosas se trasladó a Montevideo, donde esperó el desenlace favorable.