Motín de Arequito

Su ejemplo fue seguido por la región del litoral, que hasta ese momento dependía directamente de Buenos Aires, comenzando por Entre Ríos, donde varios caudillos expulsaron a los gobernadores nombrados por el Directorio; el último, el más poderoso y más capaz de estos localistas fue Francisco Ramírez.

El núcleo del problema se hallaba en la provincia de Santa Fe, que se levantó contra la dominación porteña en 1815 y otra vez en 1816, bajo el mando de Mariano Vera, que luego fue sucedido por Estanislao López.

No menos de cinco expediciones militares fueron lanzadas desde Buenos Aires para aplastar la resistencia santafesina, pero fracasaron sin excepción.

Pero, por distintas razones, las relaciones con el gobierno porteño nunca fueron tan tirantes como las que tenían las provincias del litoral.

La idea del federalismo fue repetidamente enunciada por los líderes artiguistas, los gobernantes porteños los tomaron como enemigos internos, a los que llamaron "anarquistas" adjetivación dada en ese entonces aunque con una connotación de "desgobierno" o "desorden".

En teoría, su misión era esperar hasta que las condiciones permitieran reiniciar la reconquista de las provincias altoperuanas.

Y el nuevo director supremo, José Rondeau, esperaba poder vencer a Santa Fe con ayuda de los mismos portugueses.

Llamó en su ayuda al Ejército de los Andes, acantonado en Chile y Cuyo, pero San Martín se negó a obedecer.

José María Paz fue enviado desde Fraile Muerto con un escuadrón a auxiliar a Arenales; al retirarse los montoneros, Paz retornó desde Calchines y alcanzó al resto del ejército el 7 de enero de 1820, poco antes de que acampara en Arequito, posta cercana al río Carcarañá.

Según el relato del entonces coronel Paz en sus Memorias, este se habría enterado por el capitán Juan Gualberto Echeverría del motín que se planeaba para esa noche.

[cita requerida] La noche después de la llegada del ejército a la posta de Arequito, el coronel mayor Bustos, jefe interino del estado mayor general, apoyado por los coroneles Alejandro Heredia y José María Paz, dirigió la sublevación general de los cuerpos militares.

En medio de la noche, los oficiales del Regimiento de Dragones de la Nación comandados por el mayor Giménez arrestaron a su jefe el coronel Cornelio Zelaya e iniciaron la sublevación, entregando la custodia del prisionero al teniente Hilario Basavilbaso del mismo regimiento.

El mayor Castro asumió la jefatura de la fracción sublevada del regimiento.

[2]​ Durante la mañana ambas facciones realizaron negociaciones, Fernández de la Cruz pidió que se le devolviese las caballadas y boyadas de pastoreo que correspondían a la comisaría, el parque y a los cuerpos que lo obedecían, todas las cuales estaban en poder de la caballería sublevada.

Inmediatamente después, toda la fuerza se reunió con Bustos, quien designó a Heredia como jefe del estado mayor general.

Esto es, los mismos sentimientos que sostenían Bustos y los demás participantes en el motín de Arequito.

Apenas una semana más tarde, renunció y se disolvó el Congreso que había sido “de Tucumán”.

Por otro lado, el gobernador interino Díaz anunció que pensaba asociarse a los caudillos del Litoral en su lucha contra Buenos Aires; esto es, firmar algún tratado de alianza con Artigas, Ramírez o López.

Pero ni Heredia llegó a luchar contra los realistas (su fuerza fue usada por Güemes para la guerra civil contra el gobernador de Tucumán – y fue derrotada), ni Bustos llegaría a enviar o dirigir el resto del ejército en esa dirección.

Muchos años más tarde, la escuela del revisionismo histórico argentino comenzó a ver el motín de Arequito con otros ojos.

Además, los historiadores cordobeses valoraron a sus primeros gobernadores autónomos, que habían apoyado o participado del mismo.