En 1812 se incorporó al Ejército del Norte, combatiendo en las batallas de Tucumán y Salta.
Cuando Bustos dirigió el motín de Arequito se negó a secundarlo, por lo que fue arrestado por unos días; acompañó al general Francisco Fernández de la Cruz hasta Buenos Aires.
A los pocos días, acompañado por el teniente coronel Manuel Alejandro Pueyrredón, siguió hasta Río Cuarto.
En momentos en que prácticamente había vencido a sus enemigos, se puso al frente de un cuerpo de caballería y ordenó atacar.
Pero sus soldados lo abandonaron y, al dar vuelta su caballo, este resbaló, cayendo a tierra.