Le tocó entregar el Ejército a su nuevo comandante, Rondeau, cuando este asumió el mando.
Se dirigió hacia el sudeste, intentando unirse a las fuerzas del Director Rondeau, para atacar unidos contra los caudillos Estanislao López y Francisco Ramírez.
Se negaron a seguir la guerra civil y decidieron regresar al frente norte.
Tras algunas negociaciones entre los rebeldes y su exjefe, se negó a transar nada, pero terminó arrestado.
Allí luchó, junto a Bruno Morón, contra un grupo del Ejército de los Andes que se había rebelado y dominaba la provincia de San Juan.
Sus restos descansan en el mausoleo del teniente general Pablo Riccheri, en el Cementerio de la Recoleta.