[Nota 2] Ebenezer White era molinero y tenía fortuna e influencia en la naciente población de credo congregacionalista.
Los privilegios respecto del uso de la energía hidráulica eran cuidadosamente controlados a lo largo del río y en 1778 la ciudad vendió esos derechos a Ebenezer White permaneciendo en sus manos y en las de sus hijos hasta 1842.
Contando con buque propio, entre 1787 y 1793 Popham había realizado numerosos viajes en el mar del este para la Compañía de Ostende (Imperial Ostend Company) y algunos para la Compañía Británica de las Indias Orientales (British East India Company).
No obstante en 1793 su nave fue apresada por transportar contrabando e infringir el monopolio de la British East India Company, perdiendo la mercadería y siendo penalizado en £70.000.
[Nota 3] Pese al conflicto con Francia, White dirigió entonces sus negocios hacia la "Île de France", Islas Mauricio pero no estuvo mucho tiempo.
Burke apoyándose en el círculo de O'Gorman (principalmente White y los hermanos Liniers) cumplió rápidamente sus objetivos: "...funda centros de captación y espionaje en casa del comerciante norteamericano Guillermo P. White, del irlandés Edmundo O'Gormann,... y en la Posada de los Tres Reyes.,[Nota 7] en la que crea con el portugués Juan Silva Cordeiro una logia masónica.
[Nota 9] Los tratos de White con los Rivadavia continuaron, fundamentalmente con Santiago con quien agregó a sus actividades el tráfico de harina y, sin competencia seria en ese ramo, encontró fácil mercado en Paraguay y la Banda Oriental.
Unos jinetes enviados a la playa por White con noticias para Beresford sirvieron como guías y espías en la marcha.
[Nota 11] Su posición central en la administración británica le permite resolver viejos pleitos y así Jado fue encarcelado por Beresford y White pudo recuperar parte de la mercadería: rematada en la propia Comisaría de Presas la mayor parte del cargamento del navío Concepción, la adquirió a precio vil y revendió en el mismo momento.
En plana mayor del capitán de navío Ross Donnolly figura un guardiamarina de nombre William Brown, cuya firma se asemeja notoriamente a las del futuro almirante Guillermo Brown, y allí se agrega que "dicho William Brown procedía de la plana mayor del navío HMS Diadem, insignia del Almirante Sir Home Popham"[11] En la reconquista de Buenos Aires White intentó alcanzar un acuerdo.
[12] No obstante esa noche las fuerzas de Miñones se infiltraron por las azoteas hasta una o dos cuadras de la plaza y capturaron el cuartel de la Ranchería (Perú y Alsina) hasta ese momento cuartel del Regimiento n.º 71 Highlanders, por lo que si bien Pueyrredón y Mordeille asistieron a la cita, White no pudo hacerlo.
[Nota 17] En la conjura, en la que fue omnipresente Guillermo P. White, participaron abiertamente Saturnino Rodríguez Peña, Manuel Aniceto Padilla, Francisco González y Antonio Luis de Lima.
[16] pero no fueron ajenos Nicolás Rodríguez Peña, Juan José Castelli, Hipólito Vieytes y Antonio Luis Berutti.
En la ciudad ocupada White contaba con el aval de Beresford y pronto ganó un lugar junto al comandante británico John Whitelocke.
Auchmuty para proveer a sus tropas solo obtenía de la campaña carne por lo que dependía del tráfico terrestre y fundamentalmente naval con Río Grande do Sul y Río de Janeiro.
[18] Probablemente tampoco fuera ajeno al tráfico entre los mercantes británicos surtos en la bahía de Montevideo y los comerciantes de Buenos Aires, e incluso Liniers, quien precisaba entre otras cosas paños para vestir a sus tropas.
Al oscurecer arribaron las primeras tropas británicas y se inició el Combate de Miserere.
Tras increpar duramente a Auchmuty por considerar que no lo había seguido adecuadamente y a White por haber confiado en el apoyo de la población (los llamó "malditos yanquis"),[25] Whitelocke tomó la decisión de aceptar la capitulación propuesta por Liniers.
White volvió a Montevideo con el ejército inglés pero se quedó en la ciudad tras la entrega de la plaza.
Con excelente relación e incluso sociedad con muchos de los dirigentes del movimiento, no solo no abandonó la ciudad sino que se comprometió decididamente con su éxito volcándose al negocio de las armas sin descuidar sus tradicionales y múltiples intereses.
El escándalo fue tal que Mariano Moreno en oficio secreto a Pueyrredón le dijo "que no debe tolerarse al mal funcionario",[27] aun cuando se sentía en general inclinado por razones políticas a condescender con quienes aunque inescrupulosos, fueran leales revolucionarios.
y el 17 "Al Gobernador (reservada) para que disimuladamente separe de la Secretaría a Don Santiago Rivadavia, por estar desopinado en ese pueblo."
En 1811 Guillermo Brown retornó con su familia a Buenos Aires y se asoció con White.
No obstante el buque es abordado por la flota realista, la mercadería es secuestrada y la tripulación condenada a trabajos forzosos empedrando las calles de Montevideo.
Las fuerzas navales eran inexistentes, no había recursos en los arsenales, ni personal entrenado y, principal condicionante para revertir esa situación, el tesoro contaba con solo mil pesos, los recursos de aduana eran mínimos debido al bloqueo y el crédito estaba agotado.
Mientras se tomaba la decisión Brown y Seaver, en sendos golpes de mano, aumentaban la naciente escuadra.
Como los tripulantes precisaban hacerse de efectivo revendían al mismo White o sus testaferros la mercadería a menor valor.
Considerando "ambiguas las acusaciones contra Guillermo P. White", el Director Supremo sobreseyó la causa.
[35] Una carta del general Lecor enviada desde Montevideo influyó en su libertad: Pero la opinión acerca de su persona no había cambiado.
Desde 1893 una calle en Buenos Aires, en el barrio de Villa Luro (Rivadavia al 9200) honra curiosamente al espía británico durante las invasiones y hábil e inescrupuloso comerciante, probablemente porque, pese a todo, prestó decididos servicios a la causa patriota.