Tras permanecer un tiempo en Sri Lanka y mientras aguardaban transporte a Java fueron enviados a Egipto, en la expedición al mando de Sir David Baird, donde luchó hasta la paz de 1802, regresando a su patria donde permanecieron estacionados los siguientes tres años en los condados de Kent y Sussex.
Durante el ataque el 88.º formó la agrupación central, avanzando en dos columnas, una al mando directo de Duff (por la actual calle Perón) y otra al mando del mayor Vandeleur (por Sarmiento).
El fuego de los cantones situados en la calle Suipacha al mando de Balbiani, lo obligó a desviarse por esa calle hasta la Iglesia de San Miguel, en donde intentó entrar sin éxito debido al fuego del cantón ubicado frente al templo y a sus sólidas puertas, por lo que decidió continuar por Mitre hasta hacerse fuerte en unas casas.
[2] Tras la capitulación británica, el 88.º fue el primer regimiento en regresar a Europa, en noviembre de 1808.
Si bien el punto de desembarco previsto era Cádiz, las autoridades españolas se mostraron reacias a admitir tropas británicas en la guarnición de esa plaza, por lo que retrocedieron a Lisboa.
El comandante de la división, general Picton, los arengó en esa ocasión con las palabras "Rangers de Connaught, no es mi intención gastar pólvora esta tarde, haremos esto con el frío hierro."
El grupo de asalto se preparó para el ataque con las armas descargadas manifestando que si no lo hacían a bayoneta, no lo harían en absoluto, por lo que Wellington dio la orden de que los dejaran en paz y les permitieran hacerlo a su manera ("Let him alone!
Posteriormente, el 88.º sirvió en las Islas Jónicas entre 1825 y 1836, que habían sido asignadas a Gran Bretaña en el Congreso de Viena.