Juan de Dios Dozo fue un comerciante y militar español que destacó en la lucha contra las Invasiones Inglesas del Río de la Plata, como partícipe del plan para volar las posiciones británicas, en la provisión del grueso de las tropas milicianas que participaron en la reconquista y en la posterior lucha por recuperar Buenos Aires y en su defensa en el año 1807.
Tras la reconquista, los oficiales y tropas británicas fueron detenidos en diversos puntos de la campaña.
Entre los oficiales y algunos vecinos partidarios de la independencia pronto se establecerían contactos.
El comerciante americano Guillermo Pío White, que se hallaba detenido por colaborar con los invasores, supo por el mayor Tolley del Regimiento 71.º y alojado en la cercana San Antonio de Areco, que el comandante británico William Carr Beresford intentaba comunicarse con vecinos principales de Buenos Aires que fueran partidarios de la independencia[2] por lo que dispuso los contactos necesarios que rápidamente definieron un proyecto para que, a través de los buenos oficios de Beresford, la segunda invasión iniciada se transformara en el necesario apoyo armado a la independencia.
El 05 de ese mes llegaron las noticias a Buenos Aires.
Rodríguez Peña pretendía obtener el apoyo del partido español en Buenos Aires, que dirigía Álzaga.
La primera reacción de Dozo, según declaró posteriormente ante la justicia, fue sacar el sable y quitar allí mismo la vida de Peña, pero recapacitó que nada ganaba con matar a un solo traidor y resolvió disimular, manifestando sus dudas de que Álzaga prestara su consentimiento.
La noche del día 7 se efectuó una nueva reunión, esta vez entre Martín de Álzaga y Peña, pero Álzaga temiendo una trampa había tomado recaudos escondiendo durante la entrevista al escribano del Cabildo Juan Cortes, quien tomó nota de lo conversado.
Tras la reunión Peña recibió aviso de la trampa y suspendió nuevos contactos mientras aceleraba los planes y él mismo se sumaba a la huida de Beresford.
Álzaga denunció finalmente la iniciativa de Peña, pero tras que se concretara la evasión, manteniendo no obstante después correspondencia con Beresford y auxiliando a la familia de Peña.
En septiembre reclamó su libertad, dejando explícitas las razones formales (el apoyo explícito a un vecino realista) y reales (asegurar su colaboración con la nueva administración) de su detención: El Cabildo, reconociendo su fidelidad, apoyó su petición: No obstante, atendiendo a la necesidad de asegurar su presencia en la ciudad resolvió condicionar su libertad a la provisión de fianza: La fianza fue cubierta por el coronel Prudencio Murguiondo, tras lo que Juan de Dios Dozo recuperó la libertad por resolución de Miguel Estanislao Soler.