Tuvo una prolongada actividad como museísta y dirigió durante muchos años el Museo Histórico de Luján.
Su vocación docente hacía que sus visitas guiadas no fueran meras exposiciones repetidas, pues sus conocimientos de historia les daban atracción y variedad.
Fue un gran estudioso de la historia argentina, disciplina en la que lo inició su tío Enrique Peña, en especial la cultural y religiosa.
Sus creencias lo llevaron a integrar la Tercera Orden de San Francisco, las Conferencias Vicentinas, la Archicofradía del Santísimo Sacramento y la Acción Católica.
Condujo la Exposición Retrospectiva de Arte Religioso celebrada en Buenos Aires, en 1934, con motivo del Congreso Eucarístico Internacional.