Juan de Lezica y Torrezuri

Por esos años explotaba una hacienda sembrada de coca, que su esposa aportó con su dote.

Hacia 1736, de viaje por Buenos Aires, contrajo una grave dolencia que casi lo lleva a la tumba.

Volvió al Alto Perú pero, en 1747, cayó nuevamente en la extraña y grave enfermedad que lo aquejara años atrás, por lo que decidió regresar a España con su familia.

[1]​ En agradecimiento a la Virgen que estimaba lo había salvado, Lezica decidió emprender la construcción de un templo en Luján.

Luján pasó a tener Cabildo, Justicia y Regimiento propio.

Otros miembros de la familia Lezica terminaron siendo distinguidos empresarios, banqueros, militares o diplomáticos argentinos, a veces ocupando papeles importantes en la historia de ese país.

Varios cuadros, incluyendo dos en el Cabildo de Luján (hoy convertido en Museo), lo conmemoran.

Sepulcro de D. Juan de Lezica y Torrezuri, ubicado en del convento de Santo Domingo, Ciudad de Buenos Aires.
Estatua de don Juan de Lezica y Torrezuri en el Complejo Museografico Provincial Enrique Udaondo, Ciudad de Luján, Provincia de Buenos Aires.