Manuel Aniceto Padilla

Ese mismo día, Olavarría recibió a dos enviados del cabildo de Buenos Aires.

Uno de ellos era su cuñado, Saturnino Rodríguez Peña, y el otro era Padilla, a quien Olavarría no conocía.

El oficial no pidió órdenes escritas, creyó en la palabra de su pariente, y se los entregó.

Hacia 1812 viajó a Chile, donde el general José Miguel Carrera utilizó por un tiempo sus servicios como diplomático y secretario.

Encontró en Chile al expresidente de la Primera Junta, Cornelio Saavedra, que estaba exiliado en Santiago, y lo ayudó a sobrevivir en el destierro.

En 1820, al conocerse la anarquía que reinaba en las provincias cuyanas, intentó pasar a San Juan, pero fue arrestado en el camino.

Se dedicó con éxito al periodismo y, aliado del general Francisco Antonio Pinto, formó en las filas de los federales chilenos.

Hizo todo lo posible por debilitar el gobierno de Manuel Blanco Encalada, contribuyendo desde la prensa a su caída.

Se refugió en Perú, donde años más tarde ayudó al mariscal Andrés de Santa Cruz a formar la Confederación Perú-Boliviana.