San Martín intentó establecer a fines de ese año una "Guardia Avanzada del Salto" en el primer salto del río Arrecifes, cosa que no pudo hacer por no contar con los elementos necesarios para levantar una fortificación que albergara a los milicianos y los defendiera del ataque de los indios.
Sin embargo, el financiamiento de esos gastos fue siempre un problema para las autoridades coloniales.
Limitados en su presupuesto y no deseando los cabildantes proveer a esos gastos de su propio peculio, se procuró permanentemente trasladárselos a los pobladores de la zona, quienes luego intentaban vanamente recuperar su aporte.
El maestre de campo Cristóbal Cabral salió a perseguirlos, matando 70 indígenas.
Inmediatamente sale otra partida igual y así turna todo el año.
Hecho este lance, irremediablemente se introducen entre dos fuertes, hallan en pocas horas nuestras estancias y arreando el ganado en el mismo día ó la noche siguiente, salen de la frontera sin ser sentidos, porque los que están en los fuertes no pueden saber lo sucedido fuera, ni si entraron los indios, y viven tranquilos sabiendo que hay una partida exploradora en su frente."
Durante dos años se habían sucedido constantes malones sobre la frontera, dividida entonces en tres zonas, Salto, Luján y Magdalena.
Otro expediente de ese año es caratulado: "Expediente de declaraciones recibidas a pedimiento del Síndico Procurador de la Ciudad, sobre los notorios robos, muertes, cautiverios y otros insultos, que han perpetrado los indios pampas y serranos, después que se recibió la última información sobre el mismo particular".
Aunque destinó la primera compañía al Zanjón, la segunda á Luján, y la tercera al Salto, no les permitió destino fijo, queriendo que siempre estuviesen en movimiento."
[3] El diputado designado para Salto era Domingo González, quien dio un fuerte impulso a la iniciativa, tanto en lo que respecta al levantamiento del fuerte, como a la construcción de su capilla y al fomento de la población, lo que llevó a que el padre Guillermo Furlong le atribuyera ser el fundador del Salto.
Pese a la cercanía del río, el mismo Azara mencionaría que "en tiempos de grandes secas pero lo es igualmente que los fuertes y fortines actuales se hallan reducidos á beber de pozos".
Apenas instalado el fuerte, en julio de 1753 el cacique Cangapol volvió a la paz con los españoles avisando de la llegada del cacique pehuenche chileno Huelquín a la zona del Tordillo.
No obstante, ya el poblamiento de la zona lindera a los fuertes era, aunque lento, un hecho.
Algunas familias ya vivían diseminadas en las cercanías de Arrecifes, Arroyos, Fontezuelas, Pergamino y Las Hermanas.
En 1756, a pocos años de levantado el fuerte, el Cabildo exigía ya al Gobernador que dispusiera la reparación de los fuertes, aunque con el menor costo posible, y proveyera municiones a todas las Compañías.
El informe del Comandante de Milicias confirmó que los fuertes se encontraban "medio arruinados".
Este "negocio" que ligaba fuertes y pueblos debía ser vigilado por una Junta especial.
Pese a ser época de cosechas, la población se replegó sobre los fuertes.
La autorización real para llevar la ofensiva propuesta por Cevallos llegó en 1778, en momentos en que Juan José de Vértiz y Salcedo (1778-1784), tomaba a su cargo el Virreinato.
En 1779 comenzaron a realizarse las nuevas obras pero en agosto de 1780 una gran invasión indígena del cacique Linco Pagni que alcanzó Chascomús y Luján provocó un inesperado cambio en la política defensiva de la frontera sur del Virreinato.
Los presos eran usados como trabajadores bajo el régimen carcelario para el arreglo y mejoramiento de los fuertes.
[5] Lo seguía la Guardia de Luján (Mercedes) con 442 personas (80 vecinos), si bien tenía las familias más numerosas y una mayor producción: 2.050 fanegas.
En su diario registra desde su salida del Fortín de Areco, cuya posición establece en "latitud 34°23'15" la longitud al occidente de Buenos Aires 1° 49' 23": "Día 23: Salida de dicho Fortin: á la una y media legua se cortó el río Areco, despreciable por su poca agua, y en verano se seca: nace de la laguna llamada "del Pescado", distante una y media leguas del paso, y desagua el dicho arroyo ó río en el Paraná.
En esta disposición no necesitarán las villas muros estacadas ni foso, porque estando pegadas al fuerte y custodiadas con 75 blandengues, nada habrá que temer.
La experiencia confirma esto mismo, pues cada fuerte tiene hoy una multitud de casas que le rodean por detrás y los dos costados habitadas por 800 ó 1,000 almas, blandengues y paisanos, que viven tranquilamente sin otro resguardo que el amparo del fuerte y no hay egemplar de desgracia.
En el mismo año 1796, el fuerte y el poblado anexo se trasladó nuevamente a un punto más elevado sobre una de las tres lomas que dominaban la llanura a raíz de los problemas que ocasionaban las periódicas crecidas del río.
En esa oportunidad los indios manifestaron haber cambiado el ganado por unas espuelas de plata con el miliciano Miguel Salas, el que fue detenido.
De allí volveremos para seguir a los toldos en donde estableceré mi cuartel para dirigir mis operaciones como mas convenga.".
En febrero de 1821 Carrera se internó hacia el sudoeste rumbo a un objetivo que jamás alcanzaría.
Las tres campañas efectuadas por Martín Rodríguez entre 1820 y 1824 como represalia tuvieron poco efecto.