Florencio Varela (escritor)

En Montevideo contrajo matrimonio con Justa Cané, con quien había quedado comprometido antes de su expatriación.

Según su autobiografía fue un casamiento por poder en Buenos Aires, siendo Miguel Antonio Berro el encargado de ello, ratificando la unión ante un "teniente cura" en Montevideo, 15 días después al arribar la novia.

Sus escritos le valieron la contra de las mayorías populares que apoyaban a Rosas.

El ejército de la Confederación Argentina y los partidarios del presidente oriental depuesto, Manuel Oribe habían sitiado a esta ciudad.

[1]​ Durante su permanencia en Europa, Varela visitó los monumentos, palacios, museos, arsenales y especialmente los establecimientos fabriles de Inglaterra.

De este país pasó a Francia, y residió algunas semanas en París.

Logró que la Cámara francesa se ocupara de la cuestiones del Plata.

Fue su asesino Andrés Cabrera quien años más tarde fue juzgado y declaró haber sido enviado por el ejército sitiador.

La muerte de Varela fue un duelo para los unitarios entre quienes se vivió como una calamidad política.

Varela pensaba que: «Si las revoluciones son un derecho y a veces hasta un deber, el asesinato es siempre un crimen»...

Sus medios en el arte político estaban en la propaganda, en la gravitación propia que ejercía sobre los demás hombres de la emigración.

No creía en la suerte ni en el fatalismo pero sí en la ley moral, en la lógica de las acciones humanas.

Tratados de los estados del Río de la Plata, 1848
Florencio Varela, su tumba en el cementerio de la Recoleta.