Ejército de los Andes

Cada vez que un ejército realista descendía del altiplano hacia los valles de Salta era vencido; y cada vez que un ejército de las Provincias Unidas se aventuraba en el Alto Perú era derrotado completamente.

A partir de la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú algunos jefes militares que integraron las campañas altoperuanas tales como Eustoquio Díaz Vélez, Tomás Guido y Enrique Paillardell comenzaron a advertir las dificultades que tendría el avance del Ejército del Norte a través de las provincias de arriba.

Basándose en estos hechos y pensamientos, la habilidad estratégica militar de San Martín hizo que, innovara al respecto.

Desde ese cargo se dedicó a organizar el futuro Ejército de los Andes.

Esta batalla debía permitir abrir cuanto antes el espacio de maniobra necesario para continuar hacia Lima.

Asimismo, todo aquel que no quiera servir, queda expedito desde la publicación de este bando para establecerse libremente en el territorio de estas provincias y ejercer tranquilamente sus oficios, pero estos deberán presentarse al muy ilustre Cabildo para recoger el competente seguro.

Los que sí aceptaron incorporarse al Ejército Argentino fueron distribuidos entre las unidades y en el Estado Mayor.

El Escuadrón n.° 5 de Granaderos a Caballo fue creado en Cuyo a las órdenes del comandante Mariano Necochea y transformado en el Escuadrón Cazadores de la Escolta del General en Jefe.

Posteriormente ambas agrupaciones números 7 y 8 se refundirán en el Perú en el regimiento negro del Río de la Plata.

Se acordó con los propietarios cuyanos que dos tercios de los esclavos fueran incorporados al ejército, reclutándose 710 en Cuyo.

Tal cargo le confería el poder político necesario -además de las facultades militares- para no estar subordinado a ninguna autoridad provinciales más que la del gobierno central.

Este avance múltiple más los rumores que hizo circular San Martín conocidos como "guerra de Zapa," desconcertaron a Marcó del Pont sobre cual sería el lugar por donde atacaría -y cuantos hombres tendría- el Ejército de los Andes.

Estos no eran los pasos elegidos para las columnas principales, sino que los dos primeros se hallaban al norte y los últimos al sur de los realmente seleccionados, que eran los que ya habían sido analizados por José Antonio Álvarez Condarco, o sea, los pasos de Uspallata y Los Patos.

Por el extremo norte, el ejército de Belgrano cooperó con un contingente dirigido por el teniente coronel Francisco Zelada, siendo su segundo el capitán Nicolás Dávila.

En la misma fecha, la reunión con la división principal que el día anterior había salido victoriosa en la acción de Las Coimas.

El brigadier Las Heras envía al mayor Martínez con 83 infantes y 30 granaderos a caballo.

Los patriotas ejecutan un aferramiento frontal con efectivos menores y un amplio envolvimiento con la masa accionando sobre el flanco sur de la posición enemiga que cae rápidamente.

Sin esperar la llegada de refuerzos, Necochea decide atacar para lo cual divide sus fuerzas en tres fracciones.

Tal como lo esperaba, la caballería realista se lanza en persecución, siendo entonces contraatacada simultáneamente y desde tres direcciones por los efectivos patriotas que logran la victoria en inferioridad numérica.

Las dificultades financieras del gobierno de Chile y su relativa seguridad garantizada por su flota naval, hicieron que la expedición al Perú quedara en suspenso.

El 15 de abril el gobierno le comunicó que con urgencia las fuerzas se dirigieran a Tucumán ante el peligro del avance realista desde el Alto Perú, pero San Martín amagó renunciar y se suspendió la orden.

Poco después el gobierno de Chile acordó llevar adelante la expedición al Perú.

[43]​ Resuelto San Martín a no tomar parte en la guerra civil, repasó la cordillera de los Andes enfermo, dejando en Cuyo una división del Ejército de los Andes al mando del coronel Rudecindo Alvarado, que alcanzaba a unos 2200 hombres.

En Mendoza se hallaban los cazadores montados y en San Luis el Regimiento de Granaderos a Caballo.

Mendizabal se autonombró gobernador federal de San Juan, pero fue depuesto por Corro.

Sequeira y otros oficiales del N.° 1, entre ellos: el mayor Lucio Salvadores, el capitán chileno Camilo Benavente y el capitán italiano Juan Bautista Bosso, fueron asesinados por una partida de Corro en Valle Fértil cuando se fugaron al ser enviados prisioneros a La Rioja.

[44]​ San Martín en distintas oportunidades se negó a obedecer las órdenes del Directorio para que retornara de Chile con el ejército y auxiliara al gobierno central amenazado por las fuerzas federales lideradas por Estanislao López de Santa Fe y Francisco Ramírez de Entre Ríos -ambos lugartenientes del general José Artigas y apoyados por el chileno José Miguel Carrera.

Al nuevo cuerpo se incorporó un estandarte con los colores de la actual bandera de Chile con tres estrellas que simbolizaban a los tres países involucrados (Argentina, Chile y Perú) cuya representación hoy se conserva en el Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú, Lima.

[50]​ En 1823 el Gobierno peruano del presidente José de la Riva Agüero emitió un decreto expresando:[51]​

El Gobierno peruano depuso su actitud y solicitó la permanencia de la división, la cual permaneció en el Perú.

Punto de partida de una de las divisiones del Ejército que partió al cruce de la Cordillera. El mismo está inmortalizado en la avenida Del Libertador en San Juan .
Réplica de la bandera del Ejército de los Andes situada en el cementerio de la Recoleta de Buenos Aires .
Uniformes [ 26 ] ​ de fusilero y cazador del Regimiento 7 de Infantería de los Andes.
Fusilero del Batallón 7 de Infantería.
Cazador del Batallón 8 de Infantería.
Paso de Uspallata , por el cual la segunda columna del Ejército de los Andes cruzó la cordillera hacia Chile.
José de San Martín pasando revista en Rancagua a las tropas que debían hacer la campaña de Perú. ( Revista de Rancagua , obra de Juan Manuel Blanes , 1872).