Pedro Conde

Permaneció en la guarnición que cercaba la ciudad enemiga hasta su rendición en 1814, y se destacó en la batalla de Cerrito.

El nuevo director supremo Ignacio Álvarez Thomas, lo consideró demasiado efusivo y lo separó del mando, quedó como comandante del regimiento el coronel Juan Bautista Bustos.

Tras una dolorosa recuperación, luchó en Cancha Rayada y Maipú, arriesgó su vida por las heridas mal curadas.

Desplegó tanta actividad que nunca se terminó de restablecer: sus heridas sangraban.

Calles de ciudades como Buenos Aires, Rosario y Lima lo recuerdan.