La ciudad fortificada está situada sobre una elevación en la orilla derecha del río Aude, frente a la ciudad moderna, y muestra en sus diferentes edificios y elementos arquitectónicos defensivos la huella entre el período prerromano, su abandono en el siglo XVII y su posterior recuperación, su pasado en el que ha sido sucesivamente un enclave protohistórico, una ciudad galo-romana, una plaza fuerte visigoda, ocupada por los musulmanes, capital del Condado de Carcasona, del Vizcondado de Carcasona, para pasar finalmente a ser cuartel general del ejército real francés, en tanto que senescalía de Carcasona.
Por su parte, el castillo, auténtico núcleo del lugar, está ubicado al norte, enfrentando directamente el vado y el actual puente.
Datado del siglo VI a. C.,[4] aproximadamente en el 3000 a. C. fue ocupado por los volcas tectósages,[5] pueblo tribal celta proveniente de Europa central,[6] que conquistó la zona a los íberos languedocienses.
El autor romano Plinio el Viejo menciona este emplazamiento protourbano en su escrito Naturalis Historia bajo el nombre de Carcaso Volcarum Tectosage.
Como sede episcopal de la nueva diócesis, los visigodos construyeron en la ciudadela una catedral, hoy desaparecida.
Vinculada pues al reino franco, la ciudad siguió las vicisitudes de este, incluyendo la expansión del feudalismo.
El castillo comenzó su construcción con dos edificios separados ubicados paralelamente entre sí y destinados a residencia (logis señorial), añadiéndose hacia 1150 una capilla que los unía, quedando así un edificio en forma de «U» alrededor de un patio central.
En el año 1082 Ramón Berenguer I, conde de Barcelona y titular del condado de Carcasona, es asesinado por su hermano y se pierde el territorio cuyos derechos feudales habían sido comprados por su antecesor, Ramón Berenguer I en 1067.
Pocos años después, en 1229, fue dotada con un sistema jurídico de usos y costumbres, el derecho consuetudinario.
[27] Las tierras y ciudad se entregan a Simón de Montfort, jefe militar del ejército cruzado.
Trencavel se ve obligado pronto a levantar el sitio y abandonar ante la llegada de los refuerzos del rey Luis IX.
Entre 1560 y 1630, durante las Guerras de Religión en Francia, la ciudad sigue siendo un importante centro militar para los bandos católicos.
Ello ha obligado modernamente a una larga y costosa intervención, que pretende reintegrar la fortaleza en su entorno, mediante la sustitución del elemento visual de más impacto, la pizarra, por otros elementos constructivos más adecuados a su entorno.
La primera muralla, construida sobre el promontorio rocoso durante el periodo galorromano, permitía dominar el curso del río Aude y su valle.
En este caso las torres se construyeron con forma redonda, en su mayoría con menos altura que las predecesoras galo romanas y sin techo para evitar refugio a asaltadores que las pudieran conquistar y así quedando al descubierto de los tiros de los defensores, desde muralla interior más elevada.
La puerta del Aude, que se abre hacia el río Aude en el sector occidental del conjunto, por una de las zonas en las que el acceso al recinto fortificado resulta más difícil, se encuentra protegida por una barbacana, un castillete y un enorme matacán.
La rampa de acceso se iniciaba en la barbacana hoy desaparecida; la pendiente asciende no en línea recta sino mediante diversas curvas y giros, para penetrar en la fortaleza atravesando en realidad dos puertas sucesivas.
El matacán hoy visible no forma parte de la construcción original, sino que es un añadido efectuado por Viollet-le-Duc durante su restauración.
La puerta Saint-Nazaire, situada al sur, se encuentra emplazada en la torre de planta cuadrada del mismo nombre.
La mayoría de las torres visigodas que aún se mantienen en pie, están asentadas sobre subestructuras romanas.
La planta baja estaba comunicada con la almena superior que se abría para el lado de la ciudad mediante una arcada perforada en el frontón.
Su construcción fue iniciada por Bernard Aton IV Trencavel durante el período románico, hacia el año 1130, para sustituir a un primitivo castillo, probablemente situado donde se encuentra la puerta de Narbona.
[55][56] El castillo está constituido por dos cuerpos de edificio formando una «L» y dominado por una atalaya, la torre Pinte.
[56] En la zona norte se encontraba una capilla en honor a la Virgen María, construida en el siglo XI como ampliación del castillo.
Actualmente para mostrar su ubicación original de época medieval, en el suelo hay unos marcadores que indican su localización.
En el del sur se encuentra la cocina y la torre Pinte, que da acceso a una segunda tribuna; poseía otra edificación, destruida, de la que son visibles las vigas del primer piso y varias ventanas.
[61] La basílica de Saint-Nazaire, construida en gres (piedra arenisca) es una iglesia románica, cuya parte más antigua se remonta al siglo XI.
En el emplazamiento originalmente se elevaba una catedral carolingia de la cual no queda ningún vestigio.
Esta transferencia tuvo lugar a la vez que era abandonada por sus habitantes en beneficio de la ciudad baja.
Al frente de los caballeros que defendían la ciudad se encontraba la dama Carcas, pues su esposo había resultado muerto.