Durante la cruzada albigense, sirvió de refugio a diversos caballeros faydits y creyentes cátaros, hasta que, en 1210, fue tomado por Simón de Montfort.
Posteriormente, pasó a formar parte del feudo real, bajo el rey de Francia.
El rey Luis IX de Francia emplazó en él una guarnición, en 1246, al mismo tiempo que iba siendo modificado y reforzado por los ingenieros reales.
Recuperado de nuevo por tropas francesas, fue abandonado definitivamente a mitad del siglo XVI, en 1569, a raíz del Tratado de los Pirineos, sirviendo de escondrijo a ladrones y asesinos a partir de entonces, hasta que el rey de Francia ordenó su destrucción, dinamitándolo y casi destruyéndolo por completo, a finales del mismo siglo.
La parte más antigua, edificada por los señores occitanos, es la segunda muralla interior situada en lo más alto del peñasco, poligonal, del siglo XII.