En sentido más estricto, habría que hablar de castillos del País Cátaro.
El concepto, pues, carece en sentido histórico de verosimilitud, y debe ser utilizado en exclusiva para referirse a un concepto enfocado al Turismo, restringiéndose su utilización en contextos referidos a la Historia.
En Languedoc, los únicos auténticos "castillos cátaros" fueron los núcleos fortificados (castrum): Laurac, Fanjeaux, Mas-Saintes-Puelles y algunos lugares, como los castillos de Lastours, Montségur, Termes o Puilaurens fueron, sin embargo, unos castros antes de ser arrasados y convertidos en ciudadelas reales.
Los únicos monumentos que fueron testigos de los acontecimientos de la primera mitad del siglo XIII, y por tanto los únicos que podrían ser candidatos al calificativo de «cátaros», aunque la Iglesia cátara no construyese nada, son algunos pequeños castillos, a menudo totalmente desconocidos para el gran público, y cuyos magros vestigios están totalmente al margen de las grandes rutas turísticas.
Este tratado modifica las fronteras al ceder a Francia el Condado del Rosellón.