Basílica de San Nazario (Carcasona)

El papa Urbano II, en junio de 1096, se hospedó en Carcasona en su regreso desde Auvernia en predicación por la cruzada, bendiciendo los materiales que se iban a utilizar para realizar el nuevo edificio.

Una comunidad de canónigos vivía en edificaciones adyacentes a la catedral, con una sala capitular, un dormitorio, el refectorio, cocinas, bodegas y establos.

Ha sufrido diversas restauraciones y solo se pueden ejecutar piezas clásicas en él.

Se puede observar sobre todo en la nave principal cubierta con bóveda de cañón, que reemplazó la antigua iglesia visigoda.

Del coro cabe destacar sus pilares, adornados por estatuas esculpidas en las columnas, forma inusual.

Portada de uno de los transeptos.