Urbano II

Cursó educación eclesiástica e ingresó en la Orden Benedictina, desempeñando su primer cargo como archidiácono de Reims.[4]​ En 1078, el papa Gregorio VII le llamó a la península italiana, donde fue nombrado cardenal obispo de Ostia.[5]​ También se convirtió entonces en asistente y principal consejero del papa Gregorio VII.A pesar de estos esfuerzos, en 1089 se vio obligado a abandonar Roma, que volvió a ser ocupada por Clemente III, y pasó los tres años siguientes convocando diversos sínodos en Amalfi, Benevento y Troia, en los que adoptó medidas contra la simonía, la ley de las investiduras y el matrimonio de eclesiásticos.Ante una nutrida concentración de obispos franceses, borgoñones e italianos (su número era tal que la reunión tuvo que realizarse a las afueras de la ciudad), Urbano II recibió la visita de un embajador del emperador del Imperio bizantino Alejo I Comneno, que pidió ayuda contra los turcos selyúcidas.Urbano II consideraba que todo aquel que participase podría expiar la pena temporal de los pecados ya perdonados cuya pena eterna (llamada culpa) ya había sido perdonada, es decir, sería una acción meritoria.Al año siguiente partió una nutrida expedición de caballeros, soldados, clérigos y campesinos europeos hacia Oriente.La mayoría eran franceses (razón por la cual el francés se convertiría en la lingua franca de los cruzados y sus futuros estados en Oriente Próximo), aunque también había normandos, loreneses y flamencos en gran número.Este poder convirtió a Roger en una especie de legado papal en sus tierras, y con el tiempo llegaría a considerarse a los reyes de Nápoles y Sicilia casi como feudatarios del Papa (lo que influiría fuertemente en los posteriores enfrentamientos entre Francia y Aragón por el dominio del territorio).Dicha figura aparece coronada por una nube cuadrada y situada a los pies de la Virgen María.En la llamada Garcineida, sátira contra la corrupción de la Curia Romana y obra contemporánea al propio papa Urbano II, el pontífice es dibujado con los peores trazos posibles, como un personaje glotón y concupiscente.
Estatua de Urbano II en Châtillon-sur-Marne, su probable localidad natal.
Urbano II en Clermont (miniatura del siglo XIV )
Prédica de la Primera Cruzada por Urbano II en el Concilio de Clermont, según una ilustración de Gustave Doré .