Feudalismo

En su forma original del latín medieval, la única empleada en los documentos originales, el sustantivo fevum se remonta al siglo X, aunque su uso no se vería expandido hasta pleno siglo XI, que es cuando entra en uso también el adjetivo feodalis (‘feudal’).

[7]​[8]​ Esta serie de obligaciones recíprocas, tanto militares como civiles, giraba en torno a tres conceptos clave: señor, vasallo y feudo.

El poder estatal se fragmenta y es asumido por los grandes propietarios de tierras, los señores.

[12]​ En lugares aún más lejanos se ha llegado a utilizar el término feudalismo para describir una época.

En un principio, las personas libres están sometidas a unas mínimas normas de obediencia, defensa mutua y servicios prometidos.

En los zonas donde la dominación romana duró más tiempo (Italia, Hispania, Provenza), las ciudades se conservan, si bien con menor importancia numérica, pero a salvo de señoríos.

En zonas más al norte, donde los romanos se asentaron menos tiempo o con menor intensidad, la reducción de la población en las ciudades llegó a hacer desaparecer los pocos núcleos importantes que había y el feudalismo se implanta con más fuerza.

La segunda clase es la de los combatientes, aquellos cuya única misión es proteger a la comunidad y conservar la paz.

Era un contrato sinalagmático, es decir, entre iguales, con requisitos por ambas partes, entre señores y vasallos (ambos hombres libres, ambos guerreros, ambos nobles).

Cada feudo era la unidad productiva donde se producía todo lo suficiente para la subsistencia, principalmente mediante agricultura y ganadería.

Tras el homenaje se producía la investidura del señor al vasallo, que representaba la entrega de un feudo.

Dependiendo de la categoría smbos, podía ser un condado, un ducado, una marca, un castillo, una población, un simple sueldo, o incluso un monasterio si el vasallaje era eclesiástico.

Las obligaciones del señor del feudo incluyen el mantenimiento del orden, o sea, la jurisdicción civil y criminal (mero e mixto imperio en la terminología jurídica reintroducida con el Derecho romano en la Baja Edad Media), lo que daba aún mayores oportunidades para obtener el excedente productivo que los campesinos pudieran obtener después de las obligaciones de trabajo —corveas o sernas en la reserva señorial— o del pago de renta —en especie o en dinero, de circulación muy escasa en la Alta Edad Media, pero más generalizada en los últimos siglos medievales al dinamizarse la economía—.

Como monopolio señorial solían quedar la explotación de los bosques, la caza, los caminos, puentes, molinos, tabernas y tiendas.

La necesidad de dinero favorece que la limosna es ensalzada como deber fundamental para el creyente y camino para la salvación del alma.

Se trata del estamento social más abierto, pues cualquier persona libre puede incorporarse al mismo pagando una cantidad de dinero dote.

Una obligación pareja era aportar una parte mínima de los tributos recaudados al señor para engrandecer sus propiedades.

Aunque abierto al principio, el estamento de los caballeros tendió a cerrarse, convirtiéndose en hereditario.

Con el tiempo, los caballeros eran ordenados al terminar la adolescencia por un compañero de armas en una ceremonia sencilla.

Esta clase, más bien condición social, fue introducida por los germanos en el Imperio Romano, debido al foedus y a las invasiones.

Eran hombres libres, más bien semilibres, que estaba ligados a la gleba y sometidos al señor de esa tierra.

Es en este momento cuando se extienden modernas técnicas agrícolas que, existiendo anteriormente, habían quedado reducidas a pocos espacios territoriales.

Este método consiste en dejar en barbecho (es decir, sin cultivar) una parte de la tierra cada año para permitir su regeneración.

En las regiones mediterráneas se usaba la rotación bienal, según el cual la mitad de las tierras quedaba en barbecho cada año.

A ello hay que añadir la aparición de graves enfermedades infectocontagiosas o epidémicas, como las pestes.

Tal es el caso de la conocida peste negra, que disminuyó notoriamente la población europea.

Las alianzas entre señores eran más comunes, no ya tanto para la guerra, sino para permitir el desarrollo económico de sus respectivos territorios.

Aunque la ciudad imperial libre cobraría más importancia en siglos posteriores, sobre todo en el marco de los conflictos religiosos tras la reforma luterana, la idea de un vasallaje directo al emperador —que no pasara por la nobleza— había originado ya en los siglos XII-XIII mucha tensión en regiones como Franconia y Wurtemberg.

De hecho, la palabra Burg (‘castillo’) en su variante francona (burgo) es el origen del término «burguesía» (adaptándose conforme el uso que se le daba en tierras francesas, de ahí bourgeoisie), ya que los propios castillos, por su significado estratégico, se convertían en los nuevos núcleos urbanos, y, con ellos, los castellanos en burgueses.

Siguiendo la sociología formal de Georg Simmel, el sociólogo ruso-americano Vladimir Shlappentokh ve el feudalismo como una forma de interacción universal que se extendió por todas las épocas y formaciones sociales y que nunca desapareció del todo, ni siquiera en los tiempos modernos.

El feudalismo en la Edad Media
Herr Reinmar von Zweter , un Minnesänger del siglo XIII , se representa con los brazos nobles en el Codex Manesse .
Un vasallo arrodillado realiza la inmixtio manum durante el homenaje a su señor, sentado mientras un escribiente toma nota.
Torre del homenaje del castillo de Olbrueck en Alemania
Cruz de Calatrava, emblema de la Orden de Calatrava , organización religioso-militar fundada en 1158 en Castilla .
Armadura y armas de los caballeros, generalmente aportadas por el señor en la Investidura .