Fundado en el año 1000 d. C. por el rey Esteban I de Hungría, este Estado medieval alcanzó grandes dimensiones, estabilidad económica y poderío militar dominando las regiones actuales de Croacia, Eslovenia, Transilvania, Eslovaquia y Hungría (territorios que posteriormente se poblaron con otras etnias y se independizaron tras la Primera Guerra Mundial).
De esta forma era el monarca el que recompensaba directamente a sus siervos y al clero, al contrario de como sucedió en Francia, Inglaterra y Alemania, donde lo hacía algún señor por debajo del rey (constituyéndose la escalera feudal).
Igualmente el rey trataba con los nobles como si fuesen sus familiaritas, o miembros de su círculo cercano, estableciéndose una relación cercana y estrecha entre la figura del rey y la nobleza.
Esto ejemplifica el que las luchas más frecuentes dentro del reino húngaro serán entre la propia familia real, la casa de Árpád, y la nobleza no poseerá verdadera influencia para intervenir en la alta política de la época.
Muchos han insinuado que este periodo podría reflejar ciertas características feudales, pero en realidad solo destaca que "pequeños reyes" (en húngaro: kiskirályok) consiguieron obtener gran poder, mas no se estableció de ninguna forma y en ningún momento el sistema de orden sociopolítico-económico feudal.