Transhumanismo

[3]​ Esta hipótesis se sostendría en los trabajos del filósofo estadounidense Max More, quien empezaría a articular los principios del transhumanismo como una filosofía futurista en 1990, y a organizar en California un grupo intelectual que desde ese entonces creció en lo que hoy se llama el movimiento internacional transhumanista.

[7]​ Algunos autores consideran que la humanidad ya sería transhumana, porque los progresos médicos en los últimos siglos han alterado de manera significativa nuestra especie.

[1]​[11]​[12]​[13]​ Los filósofos transhumanistas Max More y Stefan Lorenz Sorgner han sido fuertemente influenciados por el pensamiento nietzscheano.

Las ideas fundamentales del transhumanismo fueron planteadas por primera vez en 1923 por el genetista británico J. B. S. Haldane en su ensayo Dédalo e Ícaro: La ciencia y el futuro, que predijo que los grandes beneficios provendrían de las aplicaciones de las ciencias avanzadas a la biología humana.

[30]​ En 1990 estableció los fundamentos del transhumanismo moderno dándole una nueva definición:[31]​ En 1998 los filósofos Nick Bostrom y David Pearce fundaron la World Transhumanist Association (WTA), una organización internacional no gubernamental que trabaja por el reconocimiento del transhumanismo como un objeto legítimo de la investigación científica y la política.

[39]​[38]​ En 2006 el consejo directivo del Instituto Extropiano detuvo las operaciones de la organización y declararon que su misión estaba «esencialmente completada».

[41]​ El blog temático transhumanista de Zoltan Istvan esta en medios mainstream como Psychology Today y The Huffington Post.

[56]​ Martine Rothblatt, fundadora de United Therapeutics, afirmó que “la vida tiene un propósito; la muerte es opcional; Dios es tecnológico; el amor es esencial”.

[57]​ Aunque muchas personas creen que todos los transhumanistas se esfuerzan para la inmortalidad, esto no es necesariamente cierto.

[59]​ En consonancia con esto, muchos defensores transhumanistas destacados se refieren a los críticos del transhumanismo en la derecha y la izquierda política en forma conjunta como "bioconservadores" o "bioludistas", el último término alude a los antiindustrialistas del siglo XIX, que fue un movimiento social que se oponía al reemplazamiento de los trabajadores humanos manuales por máquinas.

[78]​ Algunos consideran que las técnicas de mejora humana y otras tecnologías emergentes podrían facilitar esta transformación a mediados del siglo XXI.

[92]​ “Transhumanist Party” fue el primer partido político transhumanista que llevó a reconocer la posición liberal del movimiento en EE.

Los medios y la ciencia ficción nunca se quedan atrás a la hora de explorar un movimiento nuevo.

Sin embargo, existen obras que representan ambas posiciones ideológicas y, a pesar de tratar el mismo término, muestran al transhumanismo diferente.

Ya en 1984, una posición ideológica muy fuerte respecto al transhumanismo se destacó con Neuromante (1984),[96]​ escrita por William Gibson.

Con dos años de diferencia entre una obra y la otra, William Gibson lanzó los dos libros siguientes a Neuromante, conformando así la Trilogía del Sprawl.

Entre los casos más reconocidos pertenecientes a estos medios, se encuentran diversas posiciones ideológicas respecto al transhumanismo.

Por un lado, Yo, robot comienza en una sociedad en la que las personas y los robots ya conviven pero luego una máquina es la principal sospechosa de un crimen.

Sin embargo, muchos espectadores la consideran como una visión hacia un posible futuro si se sigue trabajando en priorizar las habilidades del robot por sobre las personas.

La primera saga mencionada retrata una sociedad futurista cuyos habitantes están divididos entre los que usan implantes para mejorar sus cualidades físicas e intelectuales.

[57]​ El sociólogo Max Dublin, en su libro Futurehype: The Tyranny of Prophecy (cuya traducción es ‘la exageración del futuro: la tiranía de la profecía’), comenta varias predicciones fallidas pasadas acerca del progreso tecnológico y argumenta que las predicciones futuristas modernas serán también desacertadas.

Este énfasis es muy claro en la obra de Damien Broderick, especialmente en The spike (La púa, 1997), que contiene pronósticos sobre un futuro radicalmente modificado.

Este argumento, elaborado en particular por el biólogo Stuart Newman, se basa en el reconocimiento de que la transferencia nuclear celular y germinal de ingeniería genética en los animales es propensa a errores que inherentemente perjudican a la morfología y desarrollo embrionario.

Por otra parte, debido a mejoras en los resultados experimentales de una especie no son automáticamente transferibles a una nueva especie sin experimentación, se afirma que no existe ninguna ruta ética hacia la manipulación genética de los seres humanos en las etapas tempranas del desarrollo.

Los avances exponenciales en la bioinformática permitirán, según Hughes, anticipar los posibles efectos de la ingeniería genética en humanos mediante su previa experimentación en un modelo virtual.

Argumenta que en un mundo donde tales limitaciones hubieran sido superadas por la tecnología, la vida humana habría dejado de tener sentido.

[125]​ Algunos autores críticos con la corriente del transhumanismo libertario se han centrado en las consecuencias socioeconómicas que estas tecnologías tendrían sobre sociedades con crecientes desequilibrios en la renta.

Estas críticas también son compartidas por los transhumanistas no-libertarios, especialmente los denominados transhumanistas democráticos en el seno de la WTA, que creen que los problemas sociales y ecológicos deben ser tratados mediante una combinación de reformas políticas y tecnológicas (tales como una renta básica universal o las energías alternativas).

Esta última opción, argumenta, sería aún más peligrosa, pues podría agravar el problema, originando una situación en la que estas tecnologías solo estarían a disposición de los ricos, bien en el mercado negro o en países donde dicha prohibición no se aplicase.

[129]​[130]​ El filósofo Keekok Leeve considera tales cambios como producto de una acelerada modernización en la que la tecnología se ha usado para transformar lo natural en artefactual.

Símbolo H+ del transhumanismo.
La evolución según el transhumanismo.
Julian Huxley , nieto de T. H. Huxley , biólogo, fue uno de los primeros que acuñó el término transhumanismo en 1957.
Raymond Kurzweil cree que una cuenta atrás para cuando "se transformará irreversiblemente la vida humana" se puede hacer por medio de la representación de los grandes acontecimientos mundiales en un gráfico.
Tecnologías Convergentes , un reporte del 2002 explorando el potencial para la sinergia de lo nano-, bio-, info- y cogni-tecnologías, se ha convertido en un punto de referencia en un futuro cercano la especulación tecnológica. [ 86 ]
La espiral de la biocomplejidad es una representación de la complejidad de los múltiples niveles de organismos en su medio ambiente, que es visto por muchos críticos como el último obstáculo para la ambición transhumanista.
En Estados Unidos los Amish son un grupo religioso conocido por evitar de ciertas tecnologías modernas. Los transhumanistas argumentan que en el futuro cercano es probable que existan los "Humanish", referencia a personas que optan por "seguir siendo humanos", cuya elección creen que debe ser respetada y protegida. [ 122 ]