Su componente principal son los hemisferios y la corteza cerebral que recubre su superficie, derivados del prosencéfalo.
[1] Los hemisferios del cerebro presentan formaciones más o menos evidentes llamadas lóbulo cerebral.
[nota 1][nota 2] El humano adulto tiene un volumen cerebral, calculado promedio de 1300 centímetros cúbicos Se ha estimado en 2016 que el cerebro humano, formado por los dos hemisferios recubiertos por la corteza cerebral, contiene en total unos 20 000 000 000 (veinte mil millones; 2 × 1010) de neuronas.
[4] Incluso el cerebro del adulto, es notablemente dinámico, plástico y reconfigurable, hecho que está respaldado por una abrumadora cantidad de evidencia científica.
[5][6] El cerebro humano está protegido por los huesos del cráneo, suspendido en líquido cefalorraquídeo, y aislado de la sangre por la barrera hematoencefálica, pero su naturaleza delicada lo hace susceptible a muchos tipos de daños y enfermedades.
Las formas más comunes de daño físico son por un traumatismo craneoencefálico, un accidente cerebrovascular, o una intoxicación.
Una serie de trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia, la neurosis o la depresión, son causados en parte por disfunciones cerebrales.
Para su estudio se lo divide en dos sectores grandes llamados hemisferios cerebrales; estos a su vez se dividen en lóbulos cerebrales y los lóbulos son recorridos por surcos y circunvoluciones que pueden ser individualizados.
Las áreas motoras para los labios, los dedos y la lengua son particularmente grandes, teniendo en cuenta el tamaño proporcional de las partes del cuerpo que representan.
En las áreas visuales, los mapas son retinotópicos, es decir, reflejan la topografía de la retina, la capa interna del ojo.
La representación es desigual: la fóvea, la zona en el centro del campo visual, está extensamente sobrerrepresentada en comparación con la periferia.
En muchos aspectos, los lados izquierdo y derecho del cerebro son simétricos en términos de función.
Existen varias excepciones muy importantes, que implican el lenguaje y la cognición espacial.
Cabe señalar que las diferencias entre hemisferios derecho e izquierdo son muy exageradas en gran parte de la literatura popular sobre este tema.
Puede decirse que el proceso dura toda la vida cuando se consideran aspectos como la plasticidad cerebral: muerte celular, generación de nuevas células, reordenación continua de la conectividad sináptica inducida por el aprendizaje y la experiencia, etc.
[21] Los neurocientíficos, junto con investigadores de disciplinas afines, estudian cómo funciona el cerebro humano.
La información sobre la estructura y la función del cerebro humano proviene de varios métodos experimentales.
La imagen por resonancia magnética funcional (IRMf), tiene considerablemente mejor resolución espacial y no implica ninguna radiactividad.
[25] La IRMf puede localizar los cambios de actividad cerebral en regiones tan pequeñas como 1 mm³ (milímetro cúbico).
[26] En los seres humanos, los accidentes cerebrovasculares han proporcionado durante mucho tiempo un «laboratorio natural» para estudiar los efectos del daño cerebral.
Así, aunque la tendencia «natural» es que el lenguaje se desarrolle con lateralidad izquierda, el cerebro humano es capaz de adaptarse a circunstancias difíciles, siempre y cuando la lesión se produzca a una edad lo suficientemente temprana.
Como aspectos importantes en la evolución del lenguaje se encuentran el paso al bipedalismo, que reforzó la capacidad para la comunicación gestual, y el desarrollo de la memoria episódica, que permite recordar y comunicar eventos.
Sin embargo, el área de Broca no solo controla la salida del lenguaje en un sentido motor.
En muchos casos, la mayoría del daño es causado por los edemas resultantes, más que por el impacto en sí.
Algunas enfermedades infecciosas que afectan al cerebro son causadas por virus y bacterias.
La infección de la meninges, la membrana que cubre el cerebro, puede llevar a meningitis.
El kuru es una enfermedad degenerativa del cerebro similar transmitida por priones que afecta a los seres humanos.
Numerosos trastornos cerebrales son producto de enfermedades congénitas, que ocurren durante el desarrollo.
Muchos otros síndromes, como el intrínseco trastorno del ritmo circadiano, también se sospecha que son congénitas.
Clínicamente, la muerte se define como la ausencia de actividad cerebral medida a través del electroencefalograma (EEG).