La citoarquitectura ha permitido durante cien años, caracterizar la citología variable y los límites, de áreas corticales específicas.
Los datos son obtenidos por métodos invasivos (histología, electrocorticografía) y mediante métodos funcionales (Electroencefalografía (EEG), Resonancia magnética nuclear (RMN), Tomografía por emisión de positrones (PET), o Estimulación magnética transcraneana (TMS)) no invasivos.
Esta diversidad celular en la citoarquitectura, sirvió a los neuro-anatomistas para dividir la corteza en seis capas horizontales, contadas desde la superficie hasta su continuación con la sustancia blanca.
En animales la microestructura se pudo correlacionar directamente con la función, a continuación de experimentos funcionales de estimulación eléctrica directa, los cerebros eran seccionados, teñidos y observados al microsopio.
La división en áreas cada vez más definidas también podría ser utilizada para lograr una gran precisión en la cirugía del cerebro.
[5] Algunas de las técnicas que permiten revelar la manera como los cuerpos de las neuronas se disponen formando capas (cito-arquitectura), son las tinciones histológicas, la autoradiografia del receptor, la inmunohistoquímica, la hibridación in situ y los estudios funcionales corticales.
Tiene una alta resolución espacial, lo que permite la ubicación anatómica del receptor de acetilcolina, noradrenalina, glutamato o GABA.
La corteza cerebral de mamíferos está organizada en seis capas, denominadas con números romanos del I al VI desde la superficie a la profundidad.
[11] Las seis capas del neocórtex, descritas por Brodmann en el laboratorio de Oskar Vogt en 1909 son:[12] es la capa molecular y contiene pocas neuronas dispersas, incluidas las neuronas de "rosa mosqueta" GABAérgicas.
Se piensa que las entradas a los mechones apicales son cruciales para las interacciones de retroalimentación en la corteza cerebral involucrada en el aprendizaje y la atención asociativos.
En la corteza motora primaria del lóbulo frontal, la capa V contiene células piramidales gigantes llamadas célula de Betz, cuyos axones viajan a través de la cápsula interna , el tallo cerebral y la médula espinal que forman el tracto corticoespinal, que es la vía principal para el control motor voluntario.
[20] Sin embargo los estudios funcionales, posibles desde fines del siglo XX, pe rmiten mostrar en el individuo vivo e intacto, las áreas primarias de la corteza cerebral en acción.
[4] En el humano la cito-arquitectura de la corteza auditiva primaria (A1), muestra la típica koniocorteza sensorial.
La capa III presenta células piramidales pequeñas y medianas, con un patrón de agrupación radial corto en columnas.