Neuromito
[15] En neurociencia educativa y en neuroeducación, los neuromitos son afirmaciones incorrectas sobre cómo el cerebro está implicado en los procesos de aprendizaje.[17] Aunque las imágenes cerebrales delinean áreas de activación superior o inferior, en respuesta a tareas particulares, el pensamiento implica interconectividad coordinada de ambos hemisferios cerebrales y no existe un pensamiento separado del cerebro izquierdo o derecho.Incluso muchas personas muestran actividad cerebral en las imágenes de ambos hemisferios para procesar el lenguaje.Las mujeres por su hemisferio compartirían más detalles en su comunicación, a diferencia del hombre que comunicaría todo de una manera directa y concreta por el solo hecho de utilizar más se hemisferio izquierdo.Equiparar la localización del lenguaje y el propuesto procesamiento en serie de estímulos en el hemisferio izquierdo a un estilo de pensamiento racional, analítico y lógico, no tiene sustento excepto en las ideas preconcebidas del médico.[23] No solo ambos hemisferios están unficados y funcionalmente integrados, sino que la mayoría de las redes en el cerebro incluyen áreas de ambos hemisferios y no podrían funcionar uno sin el otro.Las aparentes y supuestas diferencias (tamaño, cuerpo calloso) han sido históricamente utilizadas para definir supuestas desigualdades: como existirían diferencias profundas y fundamentales entre los cerebros de hombres y mujeres, entonces, los propietarios de esos cerebros tendrían acceso a diferentes habilidades de las cuales, las superiores quedarían adjudicadas al sexo masculino.Sin embargo, estas estructuras separadas en el cerebro están altamente interconectadas y hay una profunda activación intermodal y transferencia de información entre modalidades sensoriales, por lo que no se puede asumir que solo una modalidad sensorial está involucrada en el procesamiento de la información.Ninguna región del cerebro puede ser dañada sin dejar a una persona con deficiencias mentales o físicas.El tejido cerebral es metabólicamente costoso tanto para crecer como para funcionar, y es una carga para la credulidad pensar que la evolución hubiera permitido el despilfarro de recursos a una escala necesaria para construir y mantener un órgano tan masivamente infrautilizado.[38] Según Barry L. Beyerstein, del Brain Behavior Laboratory at Simon Fraser University en Vancouver, Canadá: «El mito del 10 por ciento sin duda ha motivado a muchas personas a luchar por una mayor creatividad y productividad en sus vidas, lo cual no es nada malo.La comodidad, el aliento y la esperanza que ha generado ayudan a explicar su longevidad».El neuromito considera que ambos idiomas están uno al lado del otro en áreas cerebrales separadas y no tienen puntos de contacto, por lo que el conocimiento adquirido en un idioma no podría transferirse al otro.[44][45][46] Al intentar explicar la anatomía de las conexiones cerebrales suele usarse la metáfora del "cableado".[44][49][50] Pero el cerebro no tiene cables y, a pesar de que existen los fascículos, las neuronas no se tocan entre ellas y su comunicación, a través de neurotransmisores, es algo que la ciencia todavía está estudiando.[56] Paul Julius Moebius (1853-1907), escribió Über den physiologischen Schwachsinn des Weibes (Sobre la imbecilidad fisiológica de la mujer) apoyándose en esta idea.[71] «El cerebro de los viejos ya no aprende.»[72][73] A pesar de que la educación superior en los primeros años sirve como un factor protector en el envejecimiento y puede ayudar a posponer la disminución de la reserva cognitiva y cerebral en el envejecimiento cognitivo normal,[74] es falso que los mayores no aprenden, porque las conexiones neuronales son extremadamente plásticas durante toda la vida.Estos resultados sugieren que la capacidad de adquirir conocimientos nuevos no se ve afectada en gran medida por el envejecimiento cognitivo.El cerebro está conformado para aprender durante toda la vida y, aunque el cerebro del anciano se vuelve menos maleable y necesita más tiempo para aprender cosas nuevas, lo puede continuar haciendo hasta la muerte cerebral.[72] Gracias a esta neuroplasticidad, los adultos mayores reclutan regiones cerebrales adicionales para compensar la disminución de la memoria relacionada con la edad.[84] La idea de que las intervenciones educativas más eficaces deben cronometrarse con períodos durante los cuales los niños son más receptivos al aprendizaje puede haber surgido de un trabajo influyente sobre el aprendizaje temprano en ratas.[85] La sinaptogénesis y la neurogénesis son intensas en los primeros años de vida y por eso los niños/as son más propensos a aprender a un ritmo más rápido en sus primeros años de vida, pero eso no significa que las consecuencias sean irreversibles o que después de los tres años no se continúen generando sinaptogénesis y la neurogénesis.[86] Sin embargo, la lectura que se hace de los descubrimientos es una extrapolación y una simplificación extremas.Los neurocientíficos saben que durante la pubertad se produce la poda de las sinapsis sobrantes, pero no saben si la experiencia temprana aumenta o disminuye las densidades sinápticas o los números sinápticos después de la pubertad, no saben si la formación y la educación previas afectan a la pérdida o al deterioro de la salud, no saben qué tipo de sinapsis, excitadoras versus inhibidoras se podan selectivamente y por supuesto no saben si los animales con mayor densidad en la edad adulta son necesariamente más inteligentes y desarrolladas.[88][89] Se han creado diversas teorías sobre la relación directamente proporcional entre la música clásica y el cociente intelectual en diferentes edades pero nunca fueron demostradas científicamente.Este experimento no se pudo replicar con otras pruebas diferentes a las del razonamiento espacio temporal.La Academia Americana de Pediatría considera que, para que estimular la inteligencia del bebé, conviene entablar comunicación, tener momentos afectivos como pasear con él, cantar a su lado, acariciarlo, mimarlo, abrazarlo, hablarle y leerle cuentos.[96][97][98] «Se tiene consciencia algunos segundos después de haberse desprendido la cabeza del cuerpo.»[99][100] Este mito se sostiene desde el siglo XVIII y sostiene que si nos cortan la cabeza podemos continuar pensado hasta 30 segundos después de morir.[106] Puede haber una reintegración completa en un grado similar al que precedía a la lesión.Los procesadores hacen una sola operación a la vez, mientras que el cerebro realiza muchas al mismo tiempo, usando diferentes estructuras en forma simultánea.