Neuroeducación

Pero es preciso explicitar las funciones neurocognitivas propias tanto del aprendizaje como de la enseñanza con el mayor detalle posible.Hoy la neuroeducación cuenta con recursos de alta tecnología como las imágenes cerebrales, las pruebas genéticas y las simulaciones computacionales.John T. Bruer (1997, 2002) advierte sobre el largo camino que nos falta por recorrer antes de poder establecer puentes sólidos entre las disciplinas.Ciertamente la neuroeducación es una mezcla con muchos componentes y, además, se encuentra apenas en sus comienzos.Basta recorrer Internet para comprobar que hay decenas de referencias muy dispares (algunas decididamente estrafalarias) con ese nombre.Por otra parte, la neuroeducación aspira también a estudiar en el aula misma los procesos neurocognitivos de aprendizaje y de enseñanza durante el diálogo entre maestros y alumnos aunque ello por ahora no es fácil por razones técnicas tanto como culturales.Cuando esto suceda será posible contar con imágenes cerebrales de maestros y alumnos en interacción.Las investigaciones acerca de cómo el cerebro se desarrolla y aprende han tenido un gran impacto en el ámbito educativo.Un primer paso ha sido dado recientemente por algunas universidades que ofrecen cursos integrados de postgrado en ciencias neurocognitivas y educación.En 1988 la American Educational Research Association AERA creó el grupo SIG The Brain, Neurosciences and Education[11]​ para promover estos estudios.Esta misma sociedad publica la revista Mind, Brain and Education que se propone la difusión sistemática de estos temas.La característica común de todos estos proyectos neuroeducativos es el trabajo en equipo, internacional e interdisciplinario.La novedad es que hoy podemos estudiar cómo se incorpora la cultura en el cerebro (Paulesu et al, 2000).La exploración de este campo apasionante apenas ha comenzado pero ya promete resultados que transformarán muchas ideas y prácticas educativas.