Neuromito de la decapitación

[1]​[2]​ Este mito postula que si nos cortan la cabeza podemos continuar pensado hasta 30 segundos después de morir.El término se generalizó desde 2002 a partir de su utilización por el Proyecto Cerebro y Aprendizaje de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que lo asignó al conjunto de ideas erróneas acerca del funcionamiento cerebral y los procesos mentales originadas en «un malentendido, una mala interpretación y, en algunos casos, una manipulación deliberada de hechos científicos para hacerlos relevantes para el campo educativo u otros contextos».[1]​ Este mito existe desde el siglo XVIII y postula que si nos cortan la cabeza podemos continuar pensado hasta 30 segundos después de morir.[8]​[5]​ El neurólogo Jean Baptiste Vincent Laborde habría investigado, durante la revolución francesa, durante cuánto tiempo es consciente nuestro cerebro tras ser decapitado, conectando cabezas humanas cortadas al sistema circulatorio de un perro vivo.[11]​ El anatomista Brown-Séquard escribió un artículo intitulado Yo decapité un perro en el cual supuestamente relataba que los movimientos voluntarios podían ser inducidos hasta ocho minutos después de la decapitación del perro.