Algunas especies son comunes en la piscicultura y se estima que este método de producción sea cada vez más importante en el futuro.
Los teleósteos se caracterizan por contar con un premaxilar móvil, arcos neurales[n 1] alargados en el extremo de la aleta caudal y placas dentales basibranquiales desparejadas.
Los arcos neurales se alargan para formar los uroneurales, que proporcionan soporte a este lóbulo superior.
[7] Además los hipurales, huesos que forman una placa aplanada en el extremo posterior de la columna vertebral, están agrandados proporcionando un mayor soporte a la aleta caudal.
Además, la mandíbula inferior de los teleósteos se reduce a solo tres huesos: el dentario,[n 4] el angular y el articular.
[11] Los teleósteos se reconocieron por primera vez como un grupo independiente por el ictiólogo alemán Johannes Peter Müller en 1845.
Hay clasificadas unas 800 especies de elopomorfos, casi todas marinas, cuyas larvas son leptocéfalas, caracterizadas por estar aplanadas dorsolateralmente y que se convierten en adultos morfológicamente muy distintos.
Han desarrollado múltiples especializaciones para alimentarse según la especie (carnívoros, herbívoros, filtradores y parásitos).
Paracanthopterygii son peces del hemisferio norte, con especies tanto de agua salada como dulce.
[54] Los anabántidos o laberíntidos han desarrollado un órgano respiratorio accesorio en el primer arco branquial que les sirve para respirar en el aire;[n 6] los cláridos tienen un órgano suprabranquial similar y otros siluros, como los loricáridos, pueden respirar utilizando el aire retenido en su tracto digestivo.
Casi todas las especies diurnas tienen una visión del color al menos tan buena como la de un ser humano normal.
Muchas también disponen de quimiorreceptores que les permiten tener agudos sentidos del gusto y el olfato.
[57] Perciben los sonidos de diversas formas: utilizando la línea lateral, la vejiga natatoria y, en algunas especies, el aparato weberiano.
Se orientan mediante puntos de referencia y pueden utilizar mapas mentales basados en puntos de referencia o símbolos múltiples; diversos experimentos realizados utilizando laberintos demuestran que los peces poseen la memoria espacial[n 7] necesaria para elaborar dicho mapa mental.
Otras adaptaciones a la velocidad del atún son un cuerpo fusiforme hidrodinámico, aletas diseñadas para reducir el arrastre[66][67] y músculos con un mayor contenido de mioglobina, lo que les confiere su color rojizo y permite un uso más eficaz del oxígeno.
[71] La mayoría de los teleósteos cuentan con un cuerpo hidrodinámico que les permite nadar velozmente y se desplazan generalmente mediante una ondulación lateral de la parte posterior del tronco y la cola, que impulsa al pez a través del agua.
[77] Para atraer a sus parejas algunos teleósteos producen sonidos, mediante estridulación o por la vibración de la vejiga natatoria.
Los siluros marinos, los caballitos de mar y los [Haemulidae|hemúlidos]] estridulan frotando partes del esqueleto, dientes o espinas; en estos peces la vejiga natatoria puede actuar como un resonador.
[94] Algunas especies, como el pez cebra (Danio rerio), tienen un sistema polifactorial, en el que varios genes intervienen en la determinación del sexo.
En el primero, tanto los espermatozoides como los óvulos están presentes en las gónadas y tienen ambos sexos durante toda su vida fértil; suele darse en especies donde las parejas potenciales se encuentran dispersas.
[97] En el caso del hermafroditismo secuencial los individuos pueden tener un solo sexo al principio de su vida adulta y cambiar más tarde.
El cortejo puede ser realizado por una hembra para imponerse a un macho territorial que, de otro modo, la ahuyentaría.
[101] Los machos que no han podido cortejar a una hembra con éxito pueden intentar reproducirse de otras maneras.
Los machos de los peces nodriza tienen un gancho óseo en la frente para transportar los huevos fecundados, donde permanecen hasta que eclosionan.
Cuando eclosionan, las larvas son planctónicas y todavía no pueden nadar; llevan adherido un saco vitelino que les proporciona los nutrientes necesarios para subsistir.
Las respuestas no consisten únicamente en intentar esconderse o huir; las tácticas contra los depredadores también incluyen, por ejemplo, la dispersión y la reagrupación.
Se pescan como alimento en todo el mundo; algunas especies como el arenque, el bacalao, el abadejo, la anchoa, el atún y la caballa proporcionan a las personas millones de toneladas de alimentos al año, mientras que muchas otras especies se pescan en cantidades menores.
El pez cebra es el vertebrado de laboratorio más utilizado,[122] debido a ventajas como su similitud genética con los mamíferos, pequeño tamaño, necesidades ambientales sencillas, larvas transparentes que permiten la obtención de imágenes no invasivas, abundante descendencia, rápido crecimiento y su capacidad para absorber mutágenos añadidos al agua.
Dado que las alteraciones endocrinas también afectan a los seres humanos, algunas especies se utilizan para indicar la presencia de esas sustancias químicas en el agua.
[131] Los efectos del cambio climático sobre los teleósteos podrían llegar a ser importantes, aunque su evaluación es compleja.