Sus aletas dorsales distintivas toman la forma de un órgano oval modificado como una ventosa, con una estructura interna de listones que se abren y cierran para crear succión y sujetarse firmemente a la piel de animales marinos más grandes, como tiburones, tortugas, ballenas, etc. usándolos como medio transporte.
[1] Tienen el cuerpo alargado, llevando en la cabeza aplastada un característico "disco de succión", el cual lleva entre 10 y 28 láminas transversales móviles que les permite aferrarse con fuerza a la piel de otro animal grande, las aletas no presentan espinas, no teniendo vejiga natatoria direccional.
[3] La fijación es tan fuerte que algunos pescadores atan una cuerda a la cola de la rémora para capturar tortugas.
En una ocasión se observó una rémora adherida al paladar de una manta raya, neutralizando prácticamente la función nutritiva.
[4] Sin embargo, esta interacción no puede considerarse realmente parasitismo y se prefiere hablar de asociación forética[5] del tipo mutualista.
Las rémoras son utilizadas por los pescadores del Océano Índico, Australia y el Caribe: atan una cuerda a la cola del pez y esperan a que se fije firmemente al caparazón de una tortuga.
Esta leyenda fue objeto de una síntesis en el siglo XVII por el erudito alemán Gaspar Schott.
La leyenda de la rémora crece principalmente a partir del siglo I, y llega hasta la Edad Media.
Ovidio, Halieutica, v.99, Lucano lo ve como un castigo divino y el "producto de un parto siniestro / " fetu genuit natura sinistro micetur" que vendrá a poblar las aguas de la Estigia: "puppim retinens Euro tendente rudentes In mediis echenis aquis"/ "la rémora, que retiene en medio de las aguas la popa cuando el eurus tiende los cables."
Cyrano de Bergerac, en sus Estados e Imperios del Sol, escenifica la batalla entre la rémora (el animal-hielo) y la salamandra (el animal-fuego).
El disco de succión comienza a mostrarse cuando las crías miden aproximadamente 1 cm (0,4 plg).
Las relaciones simbióticas se han desarrollado a través de la evolución natural.
Los resultados indican que la resistencia de la rémora puede reducirse, en general, a la mitad cuando está adherida.
[17] Existen ocho especies válidas en esta familia, agrupadas en cuatro géneros:[18] En la Antigüedad, se creía la leyenda que la rémora podía adherirse a un barco e impedir que este navegara.