[1] En San Salvador, Pedro Delgado fungió como alcalde ordinario de primer voto, regidor y alférez real en 1797.
[4] El matrimonio procreó siete hijos: Manuel, Miguel, José Matías, Josefa, Juan, Francisco y Mercedes.
[7] En ese recinto recibió el grado de bachiller en Filosofía, estudió además Sagrados Cánones y Leyes, y por un año Teología Moral; su participación fue tan relevante que en más de una ocasión sustituyó a los profesores en las cátedras.
[7] Cabe agregar que, para esa época, en ese centro de estudios había disminuido la influencia clerical gracias a las Reformas borbónicas.
[7] En 1795 regresó a San Salvador y su estadía duró un año, durante el cual se concentró exclusivamente en las actividades religiosas.
[9] El templo fue bendecido en junio de 1808, pero aún quedaba pendiente pagar las sumas debidas a los obreros y otros gastos.
En un primer momento, Morales se había negado a presentarse por sus muchas ocupaciones, pero acudió ante una esquela del cura Delgado.
Delgado integró la diputación guatemalteca junto a Mariano García Reyes, José María Pérez, José Simeón Cañas, Eulogio Correa, Bruno Medina y Mariano Pavón; la diputación fue instalada el 2 de septiembre de 1813.
Aunque no escribió de su puño y letra, en una comunicación aparecía una posdata del cura, lo cual ayudó a calmar los ánimos.
[35] No obstante, las sospechas continuarían acechando al religioso, pues el mismo Bustamante expresaría en una carta dirigida al gobierno español, que el sacerdote era acusado por los europeos de ser cómplice en la preparación de los levantamientos.
[38] Él acabaría en prisión junto a Juan Manuel Rodríguez, Santiago José Celis, y Crisógono Pérez, entre otros.
[39] Ante la situación política, el propio Delgado quiso dirigirse a su ciudad para intentar aplacar los ánimos, pero su viaje fue impedido por las autoridades guatemaltecas quienes consideraban que su intervención podría ser contraproducente, debido al involucramiento de sus parientes.
[67] Como consecuencia, y debido a su participación política, el religioso era acusado de herético.
[68] Al final el acuerdo quedó a la discreción Iturbide, quien tomó como disensión la conducta de San Salvador y ordenó su sometimiento.
[71] Filísola interpretó esto como una dilación, por lo que declaró nula la resolución y reclamó la jurisdicción al Imperio;[72] ante los hechos, los salvadoreños declararon nula la incorporación al Imperio mexicano y acordaron la incorporación a los Estados Unidos el día 2 de diciembre.
La primera sesión se llevó a cabo el día 29 de junio, y Delgado expresó un discurso que en parte reza: Además, Delgado, junto a José Simeón Cañas, Pedro Molina Mazariegos, Francisco Flores y Felipe Vega, habían realizado el dictamen relativo a la independencia absoluta de las provincias del Reino de Guatemala.
[84][85] En la toma de posesión el templo parroquial de la ciudad fue consagrado como Catedral,[86] y además «se cantó una misa solemne por el Diputado Presbítero Pablo María Sagastume»; también asistió José Simeón Cañas, quien «pronunció una solemne oración».
[83] No obstante, esa declaración no tuvo resultados prácticos, aunque el 10 de noviembre de ese año el congreso salvadoreño había confirmado la erección del arzobispado y a Delgado como su obispo.
[85] Además, informó a la Santa Sede sobre el asunto,[89] el cual incluyó su propia versión, ya que aseveraba que Delgado «con la ayuda de un contingente militar y doscientos moradores» había intimidado al Congreso.
[91] Esta reacción del arzobispado guatemalteco implicó un rompimiento tácito entre El Salvador y Guatemala.
[84] Aunque las acciones tomadas por Casaus estaban ajustadas a lo que dictaban los cánones eclesiásticos, sus antecedentes en contra de la independencia centroamericana hacían estimar a sus detractores que el arzobispo simplemente intrigaba en contra de la independencia salvadoreña.
[94] Esta decisión era consecuente con la asamblea guatemalteca que había tomado la misma acción el 27 de octubre del año anterior.
[86] Para el investigador Mauricio Domínguez T., el asunto «asumió todas las apariencias de la lucha entre liberales y conservadores», ya que ni los salvadoreños permitirían que Casaus, un conservador, controlase la provincia; ni este dejaría a Delgado, de tendencia liberal, asumiera como obispo.
[91] Sin embargo, el Senado federal opinó lo contrario: desaprobó el decreto del Congreso en lo relativo a José Matías Delgado, y autorizó su elección por tener los Estados «plena facultad para las erecciones de Obispados y designación de Obispos».
Para José Guandique, esto demuestra que, aunque se siguió el mismo procedimiento, quería decir que «en el fondo, estaba en juego la personalidad de José Matías Delgado y no la Mitra salvadoreña».
[102] La respuesta de Casaus fue tajante, y en parte se lee: En esa misma contestación, Casaus recalcaba que no aceptaría a un «Obispo o párroco que se apropia de esta jurisdicción usurpándomela con los diezmos...».
[98] Cabe agregar que el Papa León XII amenazó con sentencia de excomunión a Delgado.
Ante la situación convulsa, decidió convocar a un Congreso extraordinario en Cojutepeque, resolución que fue considerada inconstitucional por sus detractores.
[110] Para febrero de 1827 la situación política era grave, pues los salvadoreños se aprestaban a una guerra civil.
Quizá esta actitud de los liberales era motivada por el avance del caudillo Francisco Morazán desde Honduras.